Hallstatt: Emblema de Austria

Hallstatt representa la imagen idílica de un pueblo alpino a las orillas de un lago. Sus casas tradicionales apretujadas en la abrupta ladera de la montaña lucen balcones de madera repletos de flores mientras sus dos grandes iglesias dominan la silueta del pueblo tratando de hacer frente a las enormes montañas que rodean el lago. Instagram lo ha declarado el pueblo más bonito del mundo. Los chinos, en el colmo de la admiración, inauguraron en 2011 una réplica exacta de Hallstatt en Huizhou, provincia de Guangdong (Cantón), que sirve como lugar residencial.

Hallstatt deriva de la conjunción de dos palabras de idiomas diferentes. Hall parece que significaba sal en los idiomas célticos mientras statt en alemán es lugar Hallstatt sería entonces el lugar de la sal.

La importancia de Hallstatt no está sólo en la increíble belleza de su paisaje y su arquitectura tradicional, las minas de sal situadas justo encima del pueblo parecen haber sido una de las primeras explotadas por la humanidad. Los hallazgos arqueológicos que salieron a la luz en el siglo XIX en un viejo cementerio de mineros fueron tan espectaculares que han servido para describir todo un periodo histórico denominado Cultura de Hallstatt. Esta cultura céltica se extendió por toda Europa Central, Francia y los Balcanes, llegando a establecer lazos con las culturas Mediterráneas. La Cultura de Hallstatt marcó las grandes tendencias de una época que comprende desde el 1200 hasta el 500 aC. Muchos de los hallazgos arqueológicos están expuestos en el Museo de Hallstatt, otros se pueden admirar en las Minas de Sal, que constituyen un museo en sí mismo. Dos lugares que nadie debería perderse al visitar Hallstatt.

El paisaje natural y cultural de Hallstatt-Dachtein fue declarado en 1997 Patrimonio de la Humanidad.

Cómo llegar:

La mejor forma de llegar a Hallstatt es por carretera. El pueblo está a poco más de una hora de Salzburgo (73 kilómetros) por una buena carretera que, además, tiene estupendas panorámicas de los Alpes de la Alta Austria. También es posible llegar en tren desde Salzburgo. En este caso, después de las dos horas largas de viaje hay que coger un barco que sale muy cerca de la estación para poder alcanzar el pueblo.

Viajando desde España, el aeropuerto más cercano con mejores conexiones es el Aeropuerto Internacional de Múnich – Frank Joseph Strauss. Varias ciudades españolas tienen vuelos directos con Múnich, principalmente con las compañías Lufthansa, Cóndor, Iberia, Vueling y Norwegain. Desde el aeropuerto lo más cómodo es alquilar un coche. Hay sólo 3 horas de viaje desde allí hasta Hallstatt.

La Cultura de Hallstatt:

Johann Georg Ramsauer (1795-1874) trabajó en las minas de sal de Hallstatt toda su vida. Su interés por la arqueología le llevo a descubrir en 1846 una necrópolis prehistórica muy cerca de un cementerio de mineros. Consiguió permiso para dirigir la excavación arqueológica del lugar. La meticulosidad empleada en las excavaciones, que se prolongaron durante veinte años, sentó las bases para los nuevos procedimientos de la arqueología moderna. El yacimiento reveló enseguida hallazgos sorprendentes. Se excavaron más de 1000 tumbas, datadas entre el 1200 y el 500 aC, que contenían cientos de objetos incluyendo armas, cerámica y piezas de orfebrería muy elaboradas fabricadas en oro y bronce. La importancia de los hallazgos de la necrópolis fue de tal calibre que permitió describir una cultura de raíces e idioma céltico, a caballo entre la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, y que en adelante pasaría a llamarse Cultura de Hallstatt.

La Cultura de Hallstatt suele dividirse en 4 periodos. Los dos primeros (1200 a 750 aC), A y B, pertenecen a la última parte de la Edad de Bronce, formando parte de la Cultura de los Campos de Urnas, caracterizada por el depósito de las cenizas de los cadáveres en urnas de cerámica. Los dos últimos (750 a 450 aC), C y D, pertenecen a la Edad de Hierro, y se caracterizan por la utilización progresiva del hierro y la práctica de la inhumación en lugar de la incineración.

Hallstatt sería, a pesar del aislamiento del lugar, uno de los núcleos más prósperos de esa cultura gracias a la explotación de las minas de sal de un pueblo, por lo demás, esencialmente agrícola. Curiosamente, en Hallstatt apenas se han encontrado los restos de un poblado. Una gran parte de los hallazgos arqueológicos se exponen en el Museo de Hallstatt inaugurado a finales del siglo XIX. Las piezas encontradas demuestran no sólo el alto grado de refinamiento de la cultura sino también sus relaciones con los pueblos del Mediterráneo. Más tarde fueron saliendo a la luz otros yacimientos de pueblos celtas, generalmente fortificados, que permitieron ir completando los conocimientos sobre una cultura que se extendió por Europa Central, Francia y los Balcanes.

Qué visitamos en este post

En el siguiente mapa interactivo podrás localizar con exactitud todos los lugares de los que se habla en el artículo. Podéis usarlo para llegar hasta ellos fácilmente.

Una día en Hallstatt

Desayuno junto a las limpias aguas del lago

Disfrutar de Hallstatt exige madrugar. Hay que estar allí antes de que las multitudes llenen las calles y apenas nos dejen contemplar con tranquilidad sus bellos rincones.

A primera hora de la mañana el pueblo se despierta con una ligera neblina procedente del lago, lo que acentúa su carácter mágico. En ese momento el sol empieza a iluminar el pueblo. Las flores que adornan cada uno de los balcones de las casas brillan especialmente con esos primeros destellos de luz. La superficie del lago, de un azul profundo, refleja, entre la neblina que comienza a disiparse, las casas y almacenes de madera donde se guardan las barcas y útiles de pesca. Basta ese primer paseo, recorriendo el pueblo al borde del lago de sur a norte, para darse cuenta de lo especial del lugar. Al final del paseo, un pequeño mirador nos descubre la característica imagen de postal del pueblo junto al lago.

En el silencio de la mañana, al perderse por las calles interiores, puede oírse el ruido de las cascadas Waldbachstrub. El pequeño río Mühlbach salva el abrupto desnivel, de 90 metros, con unas cascadas que se precipitan prácticamente en el centro del pueblo, descendiendo luego entre las calles para llegar al lago.

Cualquier recorrido por las calles acaba siempre en la Plaza del Mercado, Marktplatz. Una deliciosa plaza triangular cerrada por dos de sus lados por algunas de las casas más representativas del estilo tradicional alpino, repletas de flores y enredaderas, y por el lado del lago por la iglesia protestante.

Es el momento para desayunar tranquilamente a orillas del lago contemplando las tranquilas aguas y el grandioso circo de montañas que se elevan alrededor mientras vemos llegar a cada vez más grupos de turistas a nuestras espaldas.

Las huellas del duro conflicto religioso en Europa Central

Cuando la Plaza del Mercado se va llenando de gente es tiempo de visitar las dos grandes iglesias que destacan en el perfil de casas de madera del pueblo. Llama la atención la aparente competencia entre ellas. La iglesia católica, situada sobre una pequeña meseta en lo alto, parece querer dominar el pueblo. La protestante se alza a la orilla del lago pero su esbelto campanario intenta competir en altura con la vieja torre de la iglesia católica. La competencia no es aparente. Refleja los siglos de duras guerras religiosas que asolaron Centroeuropa. El Imperio Austriaco trato de preservar con todas sus fuerzas el catolicismo. Los protestantes fueron perseguidos y no se les permitía levantar templos. Hallstatt sufrió especialmente los conflictos. La libertad religiosa sólo llego cuando en 1861 el emperador Francisco José I proclamó la tolerancia religiosa. Fue entonces cuando los mineros edificaron en estilo neogótico la iglesia protestante al lado del lago.

El austero interior de la iglesia protestante contrasta con la riqueza que alberga la iglesia católica. Al subir la estrecha calle que conduce a la Iglesia de la Asunción, Pfarkirche, nos encontramos primero con un gran balcón sobre el pueblo. Hay restos de una primera iglesia románica levantada en el siglo XI aunque la iglesia actual se termino de construir en los primeros años del siglo XV. El interior conserva espléndidas obras de arte entre las que destaca el precioso retablo tardogótico del altar mayor dedicado a la Virgen.

En el lado norte de la iglesia se extiende el pequeño cementerio del pueblo. La larga historia del lugar obliga a que periódicamente los restos sean exhumados y se guarden en el osario que ahora alberga una macabra colección de hasta 1500 cráneos perfectamente ordenados y adornados. Verdaderamente la larga historia de Hallstatt hace que aquí encontremos muchos más muertos que vivos.

Un paseo en barca por el lago

El gran lago de Hallstatt merece disfrutarse desde dentro. Cuando el sol está ya alto se puede alquilar una coqueta barca eléctrica de madera en las orillas del lago y disfrutar silenciosamente las tranquilas aguas del lago. La perspectiva de Hallstatt y las montañas circundantes desde el interior del lago es espléndida. Son el mejor mirador de las cascadas Waldbachstrub y la mejor forma de comprender la enmarañada orografía del lugar que provocó unas difíciles comunicaciones hasta bien entrado el siglo XX.

Desde el lago se puede intuir la carretera que pasa, con ayuda de dos túneles, por encima del pueblo. La carretera no llego hasta los años sesenta. A principios del siglo XX hubo un intento de construir una carretera por la orilla del lago que ocasiono duras polémicas. Afortunadamente aquel desatinado proyecto fue rechazado en el que pasa por ser el primer referéndum de la historia de Austria.

Las Minas de Sal y el Museo de Hallstatt

La visita más interesante y divertida de Hallstatt puede dejarse para después de comer. Conocer las minas de sal más antiguas del mundo justificaría por sí sólo el viaje hasta aquí. La entrada de las minas se encuentra 250 metros por encima del pueblo pero la mayor parte de ese desnivel se salva mediante un funicular que nace junto al aparcamiento situado en el extremo sur. Desde la salida del funicular, al lado de los restos de la Torre de Rodolfo, parte un sendero que lleva a la entrada de las minas.

El recorrido por las minas está planteado como una experiencia didáctica sobre la historia y la forma de explotación de la sal. Hay que vestirse con un mono para poder deslizarse por los antiguos trampolines de madera que utilizaban los mineros para descender de niveles dentro de la mina. Mediante maquetas y efectos audiovisuales se exponen los diferentes periodos de explotación de la mina, una réplica del “hombre de sal” (un cadáver de un hombre del periodo del a Cultura de Hallstatt conservado con su ropa y herramientas) y algunos hallazgos arqueológicos, como “la tubería más vieja del mundo” construida para transportar la sal o una escalera de mano de tiempos prehistóricos.

En vez de utilizar el funicular se puede bajar dando un paseo hasta Hallstatt por una sinuosa senda que parte desde la Torre de Rodolfo. Todavía quedará tiempo para echar un vistazo al Museo de Hallstatt, donde se exponen los fascinantes hallazgos arqueológicos encontrados en los enterramientos que revelaron la Cultura de Hallstatt.

Salzkammergut: La región de los lagos

Los paisajes de la región de los lagos de Salzkammergut en el estado federado de la Alta Austria son de los más bellos de Austria. Aunque Hallstatt es el pueblo más conocido de esta región, hay otros dos muy cercanos que merecen una visita: St Wolfgang y Gmunden.

Gmunden

Siguiendo el curso del río Traun desde Hallstatt, en alrededor de 30 km nos encontramos con otro gran lago, el Traunsee. Este es el recorrido que desde el siglo XV hace la sal extraída en forma de salmuera desde las minas de Hallstatt. Ebensee, la pequeña ciudad al sur del lago, fue elegida como la localidad ideal para elaborar la sal por su riqueza forestal (la madera era necesaria para hervir la salmuera y extraer la sal). Hoy se pueden ver las instalaciones a medida que nos vamos acercando al lago. Sin embargo, nuestro destino está un poco más allá, en la orilla norte del lago. Antes de llegar a la ciudad de Gmunden, caracterizada por sus bellos edificios decimonónicos junto al lago, nos encontramos con el Castillo de Ort situado en una pequeña isla y unido a tierra firme por una pasarela de madera. El castillo fue construido en el siglo XI aunque su forma actual data del siglo XVI. Propiedad primero de los gobernadores de la Alta Austria y más tarde del Emperador, es el castillo renacentista más bello de Austria.

Sankt Wolfgang

Hay que retroceder hasta la famosa estación balnearia de Bad Ischl para, cambiando de valle, llegar al lago de Wolfgangsee, a los pies de la montaña Schafberg. El pueblo que da nombre al lago, St Wolfgang, está situado en la orilla septentrional. San Wolfgang había sido nombrado obispo de Ratisbona por el emperador Otón II en el siglo X pero decidió retirarse a la cercana abadía de Mondsee a los pocos años y fundó una iglesia en este lugar. En ella fue enterrado el obispo que pronto fue declarado santo. La fama del santo hizo que la iglesia se transformará en un lugar de peregrinaje. A sus pies fue creciendo el pueblo. En el siglo XIX fue uno de los primeros lugares en convertirse en destino turístico en Austria. El centro del pueblo ha conservado esencialmente su trazado medieval. Dominado por la gran iglesia gótica, que esconde otro de los más famosos retablos del siglo XV, a su alrededor se conservan casas antiguas con sus fachadas decoradas por frescos. Entre los numerosos hoteles junto al lago no hay que perderse la Posada del Caballo Blanco, el lugar en donde transcurre una de las operetas románticas más famosas.

Dónde dormir:

Austria es un país caro en lo que se refiere al alojamiento pero Hallstatt llega a ser prohibitivo. No merece la pena quedarse en el pueblo. Los precios bajan exponencialmente a medida que te alejas de la localidad. La opción más económica es buscar casas que ofrezcan habitaciones en los alrededores. Si preferís un hotel, dos lugares recomendables son:

Park and See: Winkl 77, 4831 Obertraun. Tf: +43 6131265. Obertraun se encuentra a escasos 3 km de Hallstatt, en la orilla opuesta del lago. Hasta aquí llega el tren desde Salzburgo. El parque-hotel se encuentra en un enorme prado con playa privada a la orilla del lago Hallstatt y ofrece, además de camping, un alojamiento especial en remolques históricos magníficamente restaurados y decorados con libros, pinturas, obras artísticas y curiosidades. Sin duda, un alojamiento singular, quizás el mejor para disfrutar de Hallstatt y alrededores. Alrededor de 150 EUR la habitación doble con desayuno en temporada alta.

Hotel Sonnhof: Bahnhofstraße 4, 4820 Bad Ischl. Tf: +43 613223078. Bad Ischl es una famosa estación balnearia situada a orillas del río Traun, a medio camino entre los lagos de St Wolfgang y de Hallstatt (alrededor de 15 km a Hallstatt). Fue uno de los balnearios de moda de la aristocracia austriaca por lo que la oferta de alojamientos es bastante amplia. Este hotel ocupa una preciosa casa de estilo alpino con un pequeño jardín muy cerca de la estación de tren. Habitaciones acogedoras aunque algo sobrias. Alrededor de 100 EUR la habitación doble en temporada alta.

Dónde comer:

Hallstatt está lleno de pequeños restaurantes junto al lago, lo cual no quiere decir que sea fácil comer bien. Tampoco esperéis buenos precios aunque, en comparación con los hoteles, la relación calidad-precio es bastante mejor.

Os recomiendo un par de sitios un poco especiales:

Seehotel Grüner Baum: Marktplatz 104, 4830 Hallstatt. Tf: +43 613482630 (www.gruenerbaum.cc). Situado junto a la iglesia protestante, el restaurante del Hotel del Lago ofrece la mejor terraza sobre el Lago de Hallstatt. Cocina centroeuropea a unos precios no demasiado elevados para el lugar. Alrededor de 30 EUR la comida sin bebidas.

Gasthaus Seeraunzn: Obersee 41, 4822 Bad Goisern. Tf: +43 6764331263 (www.seeraunzn.at). Un lugar idílico situado en la orilla del lago opuesta a Hallstatt. Se puede llegar por carretera o en bicicleta desde Obertraun. Un sitio para disfrutar tranquilamente (lejos del bullicio de Hallstatt) de uno de los paisajes más espectaculares de Europa. Alrededor de 25 EUR la comida con cervezas.

Excursiones: Macizo de Dachstein

Las cumbres del macizo de Dachstein rozan los 3000 metros y son el techo de la Alta Austria. El enorme macizo calizo es famoso por sus glaciares y sus cuevas.

La experiencia de pasear por el Parque Nacional y conocer sus famosas cuevas y miradores justifica el pago de las entradas. Los billetes, que incluyen los teleféricos y las entradas a las cuevas y miradores, rondan los 40 EUR. Dos modernos teleféricos permiten salvar el desnivel los 1.500 metros de desnivel que separa Obertraun de la Bergstation de Dachstein. La primera parada es la Mittelstation de Dachstain, a 1350 metros de altitud. Desde allí se alcanzan fácilmente las dos espectaculares cuevas visitables.

La Cueva del Mammut es uno de los más grandes complejos kársticos del mundo. Su nombre deriva del hallazgo de restos de este animal prehistórico en los primeros tramos de la cueva. Se pueden recorrer algunas enormes galerías espectacularmente acondicionadas y fácilmente accesibles del total de los 70 km explorados de la cueva. Un poco más arriba se encuentra la entrada a la Gran Cueva de Hielo, donde la sorpresa consiste en encontrar un glaciar dentro de la cueva al que los efectos especiales creados por la iluminación consiguen sacar todo el partido.

Hay que coger un segundo teleférico para llegar a la Begstation de Dachstein ya a 2100 metros de altitud. Al salir del teleférico, desde el Bergrestaurant, la vista de los glaciares es inolvidable. Pero las sorpresas no acaban ahí. Un poco más abajo se sitúa el que pasa por ser el mirador más espectacular de los Alpes. El Mirador de los 5 Dedos depara una de las vistas más maravillosas de Austria. A sus pies se extiende el Lago de Hallstatt y todo el valle del río Traun. Eso si se supera el vértigo de permanecer sobre las plataformas de cristal que sostienen cada uno de los dedos del mirador.

Hay que calcular alrededor de 4-5 horas para todas las visitas. Así que lo más fácil es madrugar y programar toda una mañana en la montaña. La excursión lo merece.