Castillo de Jarandilla de la Vera /
Castillo de los Condes de Oropesa
Localidad: Jarandilla de la Vera – Provincia: Cáceres – Extremadura
Serie «Los Castillos más Bonitos de España» #4
Situado en la frondosa y fértil comarca de La Vera, con uno de los climas más benignos de la península, el Castillo de Jarandilla de la Vera o Castillo de los Condes de Oropesa, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar del siglo XV.
Su nombre está ligado al retiro al Emperador Carlos V, cuando tras abdicar en su hijo Felipe II se retiró a este rincón de Extremadura para su retiro, residiendo temporalmente en el castillo de los Condes de Oropesa mientras esperaba que terminasen las obras de acondicionamiento del Monasterio de Yuste, donde acabo sus días. La mejor manera de visitarlo es quedarse dentro de sus murallas, ya que en 1966 fue convertido en un Parador Nacional de Turismo.
El castillo de Jarandilla de la Vera está a 126 km (1h35′) de la capital provincial, Cáceres; a 177 km (2h05′) de Salamanca; y a 220 km (2h20′) de Madrid,
Dentro de la red de Paradores Nacionales de Turismo, puedes reservar una habitación en www.parador.es
El Castillo de Jarandilla de la Vera en la historia
Jarandilla de la Vera era un territorio musulmán dependiente de Plasencia cuando en 1186 el rey Alfonso VIII de Castilla conquista la ciudad y su alfoz. Poco después para asegurar los nuevos territorios de la extremadura castellana, encomienda su defensa a la Orden del Temple. Los templarios edifican una primitiva fortaleza que corresponde al ábside de la iglesia parroquial. Con la disolución de la Orden en 1312, Jarandilla pasa a ser de nuevo territorios de realengo bajo Fernando IV de Castilla.
Los Álvarez de Toledo y el Castillo de Jarandilla
Pero esto cambia en 1369 cuando el rey Enrique II ofrece los señoríos de Jarandilla y Tornavacas hasta entonces ligados a Plasencia, a don García Álvarez de Toledo. Su descendiente, Fernando Álvarez de Toledo, IV Señor de Jarandilla, inicia en 1447 la construcción del castillo actual. El mismo que inicia su construcción es nombrado en 1475, I Conde de Oropesa por Isabel la Católica, en recompensa por su apoyo en las guerras civiles que la aupan al trono.
Dos generaciones despues, el III Conde de Oropesa, Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa, aloja al Emperador Carlos V en su Castillo-Palacio desde el 12 de noviembre de 1556 al 3 de febrero de 1557, mientras aguarda la habilitación de sus aposentos en el Monasterio de Yuste. Convirtiendose en este hecho en el más importante acaecido en este castillo.
(En la imágen, a la izquierda Carlos V)
A menudo se especula con qué razones llevarían a Carlos V a un retiro en un lugar tan apartado. Hay quién afirma que quería retirarse a un lugar tranquilo y con clima benigno. Y es cierto que disfruta de ambas cosas. Sin embargo, su retiro no fue exactamente a un lugar apartado como tradicionalmente se anuncia, sino más bien a un lugar estratégicamente ubicado. En primer lugar, la importancia relativa de Extremadura en el siglo XVI era muchísmo mayor entonces. Trujillo, Plasencia o Coria eran importantes ciudades comerciales, con ferias comerciales de importancia internacional que distribuían mercaderías de medio mundo traídas por los navíos españoles desde Sevilla y portugueses desde Lisboa, muy pujantes y con aristocracias poderosas e influeyentes. Salamanca con una de las Universidades más prestigiosas de Europa, y no estaba lejos tampoco.
(las comunicaciones en España durante el siglo XVI, coincidían ampliamente con las grandes vías romanas)
Además Jarandilla y Yuste estaban situadas junto a las principales líneas de comunicación entre Madrid y Sevilla, ya que el viaje a través de Talavera, Trujillo y la vía de la Plata era el más habitual para llegar a la capital hispalense. A todo esto hay que añadir dos motivos más. Los intercambios con Portugal eran muy importantes, y las dos vías principales de comunicación con Lisboa desde Madrid pasaban por Extremadura.
Añadir asimismo la importancia de la proximidad del Monasterio de Guadalupe, al cuál acudían muchos navegantes y aventureros españoles para encomedarse a la patrona de la Hispanidad antes de iniciar sus empresas en el Nuevo Mundo. Y sobre esto hay que tener en cuenta que cada proyecto de conquista, o de expansión territorial en ultramar, pasaba por el consiguiente procedimiento burocrático real/imperial de permiso denominado capitulaciones.
(a la izquierda Francisco Álvarez de Toledo, hermano del Conde de Oropesa y Virrey del Perú entre 1569 y 1581)
Y por último mencionar la especial relación de amistad entre Francisco Álvarez de Toledo, hermano del Conde de Oropesa y Carlos V. El cuarto hijo de los condes, no estaba destinado por tanto a heredar el título, por lo que inició su carrera militar ligada desde los ocho años de edad al Emperador. Le acompañó en su formación desde infante. Le siguió por Italia y las campañas en Alemania. Influyó mucho su estrecha amistad con Carlos V para que tomara la decisión de retirarse a los dominios de una familia en la que tanta confianza depositaba.
La proximidad a la corona, y los diferentes cargos y servicios prestados a la misma, hacen que el rey Felipe III otorgue un nuevo título nobiliario al linaje, cuando en 1599, Juan Álvarez de Toledo y Monroy, IV Conde de Oropesa, es nombrado I Marques de Jarandilla.
(En la imágen, a la derecha escudo con corona condal y las armas de Álvarez de Toledo, Condes de Oropesa)
La casa entroncaría con los duques de Alba más tarde, y el devenir de su castillo comienza a perderse con su trasmisión por herencia entre las distintas casas nobles que fueron sus titulares durante varios siglos. El castillo, como muchos otros palacios, iglesias y monumentos del patrimonio español, sufre la rapiña de las tropas napoleónicas que roban y arrasan su interior. El estado de abandono se acentúa tras las amortizaciones y la abolición de los señoríos.
Ya en el siglo XX, la creación de la red de Paradores, que favorece la recuperación del patrimonio nacional abandonado o en riesgo de ruinas en comarcas y localidades sin infraestructuras de hostelería, se fija en el castillo de Jarandilla. Se inician las obras de rehabilitación y trasformación y el nuevo Parador abre sus puertas en 1966.
Aspecto
El castillo está construido con piedras de sillería bien tallada. Su aspecto grisáceo se lo debe al granito, piedra tan habitual en el sistema central. El estilo tardogótico es el típico de los castillos del siglo XV, en los que los aspectos residenciales comenzaban a tener tanta importancia como los defensivos. En su interior, el patio de armas deja ver claramente las incipientes influencias renacentistas que destila. En la parte superior un corredor abierto muy elegante comunica las dos principales torres del castillo
La planta es cuadrangular con torreones en las esquinas. La portada que es monumental, está flanqueada por dos cubos cilíndricos. Debió de estar rodeado por un foso que era superado por un puente levadizo, que posteriormente fue sustituido. En la fachada exterior las armas de Carlos V adornan uno de sus lienzos. El castillo está salpicado de troneras y adarves con funciones defensivas, pero es curioso que la torre del homenaje no dispusiera de almenas, aunque si cuenta con matacanes al igual que el resto de murallas.
A un lado del edificio principal se construyó un nuevo ala para alojar habitaciones e incrementar así la capacidad del castillo como Parador.
Otros castillos destacables de la provincia de Cáceres:
- Jarandilla de la Vera
- Granadilla
- Belvís de Monroy
- Trujillo
Otros castillos destacables cercanos:
- Oropesa (Toledo)
- El Barco de Ávila (Ávila)
- Miranda del Castañar (Salamanca)
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