Cuando se llega desde Madrid, la Villa de Sepúlveda aparece en lo alto como un guardián a las puertas del cañón que parece vigilar. Sorprende como la llanura de horizontes abiertos se convierte de repente en un valle angosto, flanqueado por laderas que van haciéndose cada vez más pendientes.
La carretera que sube hasta el corazón de Sepúlveda, te ayuda a comprender lo estratégico que era este emplazamiento para una villa medieval en territorio de frontera. Era fácil de defender, al estar colocada sobre un elevado meandro de un río, profundamente encajonado a partir de aquí. se encontraba cerca de los pasos de montaña hacia la meseta sur; y relativamente cerca, disponía de grandes extensiones de campos de cultivo y fértiles vegas.
Un vistazo rápido permite intuir que Sepúlveda posee una rica historia, que se materializa en un legado monumental valioso que ha llegado hasta nuestros días diezmado pero aún muy interesante y que merece la pena descubrir. Son cuatro los templos románicos que se conservan, además de las ruinas de un antiguo Castillo, Palacios y Casas Nobles con escudos nobiliarios, y un modesto entramado de calles medievales que apetece patear. Y a esto hay que añadir indudablemente el patrimonio natural, ya que Sepúlveda está situada a las puertas del Parque Natural de las Hoces del Duratón.
De Valladolid dista 112kms (2h) por la autopista A-501 hasta Cuellar y después la SG-205; y de Burgos 135kms (1h40′) también por la A-1
Sepúlveda
Una escapada a Sepúlveda significa tener la oportunidad de comer un buen asado, visitar iglesias románicas, aprender de la historia medieval, comprar artesanía y carnes de primera, o roscos y pastas, disfrutar de la naturaleza y poder observar buitres.
Qué hay que ver:
- Plaza de España
- Antigua Cárcel (S.XVI)
- Iglesia de Santiago – Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Duratón
- Iglesia de San Salvador
- Museo de los Fueros – Antigua Iglesia de los Santos Justo y Pastor
- Iglesia de Nuestra Señora de la Peña y el mirador sobre las hoces.
- Mirador de Sepúlveda
Seguiremos este itinerario para realizar la visita. Para empezar, lo mejor es dejar el coche en uno de los aparcamientos señalizados cerca de la Plaza de España.
Desde la alta Edad Media, Sepúlveda fue disputada por moros y cristianos. Su fundador fue el primer Conde de Castilla, Fernán González en 931. Unos años después durante las guerras del Duero, que duraron unos 70 años, las tropas califales de Almanzor la tomaron de nuevo. Cambió de manos varias veces hasta la conquista definitiva por parte de Sancho II. Cuando Castilla es elevada al rango de Reino en 1065, estos territorios constituían el extremo del pequeño y recién nacido reino denominándose la “Extremadura castellana”.
El Rey Alfonso VI, en 1076, otorga un fuero (conjunto de leyes y privilegios que rigen una comunidad, villa o ciudad del reino) que sería de gran importancia. El Fuero de Sepúlveda se convirtió en el modelo para los fueros de muchísimos otras localidades cristianas surgidas en siglos posteriores por motivos del avance de la Reconquista hacia el sur peninsular. El de Zaragoza o el de Teruel en Aragón, o el de Uclés en Castilla. Además el de Uclés a su vez, fue el modelo para otras muchas otras poblaciones pertenecientes a la Orden de Santiago, de la cuál era sede.
Desde entonces la Comunidad de Villa y Tierras de Sepúlveda que abarcaba una gran extensión de la parte central de la provincia de Segovia, comenzó a prosperar y llegaría a convertirse en una de las Villas más poderosas y ricas de Castilla en la baja Edad Media. Su economía tenía una base agrícola, pero contaba además con una industria urbana desarrollada que trabajaba el hierro, la madera y los paños, además de contar con una abundante comunidad judía especializada en el comercio y las finanzas. Sepúlveda llegó a hacer sombra a la propia Segovia en prosperidad.
Una de las razones para tal prosperidad fue precisamente su dependencia directa de los reyes castellanos. Sepúlveda fue villa independiente, salvo un corto paréntesis de señorío en el que el Enrique IV se la cedió en señorío al Marqués de Villena (el malvado personaje que conspiró sinfín contra la Reina Isabel) no sin que el pueblo opusiera una gran resistencia. La villa apoyó la causa de Isabel en su disputa por el trono. Tras su definitiva victoria en 1474, los Reyes Católicos supieron gratificar con estima y numerosas visitas.
Cuando el Reino se expandió, y tras el Renacimiento, la localidad castellana aislada de las grandes vías de comunicación fue poco a poco cayendo en el olvido y perdiendo gran parte de su importancia.
1/ La Plaza de España
Es el centro de la actividad del pueblo. Aquí se celebraban las ferias, mercados y corridas de toros hasta bien entrado el siglo XX. Hay carnicerías para comprar un buen chuletón; hornos para comprar unos buenos roscones, perrunillas o dulces a base de almendras; tiendas de cerámicas y artesanías; y por supuesto, asadores para comer un buen lechazo castellano. Varias terrazas invitan a tomarse un café contemplando una de las plazas más bonitas de Castilla.
La plaza está presidida por el Castillo medieval, y la Antigua Cárcel con una bella fachada renacentista, que fue construida en el siglo XVI y estuvo en uso hasta el siglo XX. Hoy aloja la Oficina de Turismo. Se puede visitar por dentro, la entrada cuesta 3€ (Tel: 921 540 425)
A pocos pasos de la plaza en el extremo opuesto a la Cárcel, encontraréis uno de los rincones más pintorescos de Sepúlveda, la escalinata que lleva hasta la Iglesia de San Bartolomé, que está decorada con un bonito Crucero de piedra.
Una vez visitada esta zona, lo mejor es recorrer sus callejuelas intramuros para visitar sucesivamente los siguientes puntos de interés.
En época medieval y hasta bien entrada la ilustración, una de las fuentes principales de financiación de los ayuntamientos era a través de los derechos de portazgo. Algo así como el impuesto que se pagaba para introducir mercancías en una ciudad para comerciar con ellas. Vamos, una aduana en toda regla. Estas aduanas se establecían en las puertas de acceso a las ciudades, que por entonces, estaban normalmente rodeadas por murallas.
Para fomentar el comercio, las villas y ciudades organizaban mercados justo a las puertas de la ciudad, en una explanada que servía a tales fines. De modo que los mercaderes no tenían que rebasar los confines jurisdiccionales de las mismas y por tanto quedaban exentos. De tal modo que la costumbre y el uso vieron como esos espacios quedaban libres de construcción, cuando las mismas ciudades comenzaban a expandirse fuera de sus propias murallas en distintos arrabales.
Hay muchísimo ejemplos. En el mismo Madrid, la Plaza Mayor fue usada como plaza del mercado cuando la cerca de la ciudad no llegaba apenas a rodear un poblacho en torno al antiguo alcázar. Y en el caso de Sepúlveda se ve claramente como la Plaza de España (que fue también en su día plaza del mercado) se abre justo donde las murallas medievales terminaban frente a las ruinas del Castillo, y la Cárcel Real, el edificio renacentista construido contra sus muros desde tiempos de Felipe II.
Igualmente, otra denominación que se le daba a estas explanadas que se abrían frente a las puertas principales de las ciudades medievales tanto en España como en otros países de Europa, era el de mercado del trigo, que del mismo modo evolucionó en numerosos lugares hasta convertirse en Plaza del Trigo, como así se llama la plaza adyacente en Sepúlveda.
3/ Iglesia de Santiago
Un bello ejemplo de románico mudéjar que hoy aloja Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Duratón, donde se explica la importancia del ecosistema desde el punto de vista geológico, la fauna y flora del lugar, haciendo especial mención a la colonia de buitres que anidan en las paredes del cañón.
4/ Iglesia del Salvador
Es uno de los ejemplos más antiguos del románico segoviano. Tiene casi mil años de antigüedad, y su importancia radica no sólo en su armónica belleza, sino también en que fuera usado de molde para sucesivas construcciones por toda la comarca. Destaca su alta bóveda de cañón, su torre exenta, y su galería porticada, semejante a tantos otros ejemplos de iglesias románicas de la zona de Segovia y Soria que en ella tuvieron su inspiración. Observar la decoración de los capiteles y los canecillos que sostienen los tejados de la nave. Se tiene constancia escrita de esta iglesia desde 1093.
5/ Museo de los Fueros
Bajando desde San Salvador y camino hacia la Virgen de la Peña, este pequeño museo explica la historia de Sepúlveda con especial hincapié en la importancia que tuvieron los Fueros de Sepúlveda en la ordenación jurídica de numerosas localidades de toda España durante la Reconquista. (Entrada 3€ – Combinada Cárcel + Museo 4€)
6/ Iglesia de Nuestra Señora de la Peña
Se encuentra en el extremo del pueblo, casi mirando al barranco que forma el Duratón. La iglesia atesora la imagen de la patrona de Sepúlveda, la Virgen de la Peña. En el exterior se puede ver un pórtico románico excepcional con figuras que representan el tetramorfos y el apocalipsis. En su interior hay un retablo barroco (S.XVIII)
En el románico es un motivo que se repite mucho en las portadas de las iglesias. Muchas veces viene además acompañado por figuras de músicos y ángeles que decoran las arquivoltas (los arcos de la portada) como en el caso de la Iglesia de la Virgen de la Peña.
No dejéis de pasear alrededor del templo. En el extremo del pueblo hay un Mirador sobre las Hoces del Duratón con paneles explicativos sobre la vegetación y la fauna. Aquí terminaríamos nuestra visita a pie, y regresaríamos al coche para alcanzar otro Mirador desde donde ver las mejores visas del conjunto de la Villa.
7/ El Mirador de Sepúlveda
El mejor lugar para contemplar la vista del conjunto es el mirador que hay unos tres kilómetros antes de llegar a la villa en la carretera que llega desde Segovia (la SG-232).
Desde aquí se observa como Sepúlveda se desparrama como las crines de un caballo a ambos lados de un cuello de tierra que conecta los páramos segovianos con una isla rodeada por la confluencia de dos ríos, el Caslilla y el Duratón.
Un panel de cerámica ayuda a situar los diferentes monumentos:
En el centro , en lo más alto destaca la Iglesia del Salvador. Desplazando la vista hacia la derecha, en la parte más baja se sitúa la Plaza de España, el lugar quedaba fuera de las murallas medievales que se intuyen por abajo y rodeaban la Sepúlveda medieval.
Abajo los álamos se agolpan en las vegas del caslilla, y sobre las cuestas se edifican los grupos de casas que parecen asociarse en hileras intentando mantener el mismo nivel para crear calles transitables a lo largo de las líneas de cota del cerro.
Las fotos no alcanzan a captar lo bonita que resulta esta vista tan completa.
La provincia de Segovia tiene varios pueblos con encanto y parajes naturales muy bonitos por descubrir. Encuentra la situación de Sepúlveda, y úsalo para combinar tu visita con otros sitios que te interesen. Algunos los puedes encontrar en este blog: Pedraza, Hoces del Duratón, Segovia…