Por los Andes Bolivianos (Día 3)

Excursión al Salar de Uyuni (Bolivia) desde San Pedro de Atacama (Bolivia)

Relato de viaje de la excursión de 4 días realizada en febrero de 2020

Una de las alternativas que más viajeros eligen para visitar el Salar de Uyuni es realizando una excursión de 4 días desde San Pedro de Atacama, la capital turística del norte de Chile. Las excursiones se pueden realizar de forma privada o en grupos organizados de hasta 6 viajeros, que es una alternativa mucho más económica. Los precios para viajar son asequibles, y están en torno a los 200€.

La excursión  te da la oportunidad de descubrir el suroeste de Bolivia (Departamento de Potosí), atravesando el altiplano andino, por una ruta que en su mayor parte discurre por la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Una región sin apenas poblaciones y prácticamente virgen, en el que visitaremos lagunas altiplánicas repletas de flamencos, otro tipo de fauna andina como vizcachas, guanacos y llamas, excepcionales cumbres volcánicas que rozan los 6.000 metros de altura, en un entorno de paisajes sublimes, desiertos y campos de actividad volcánica con géiseres, fumarolas y marmitas de lodo. Este es el relato de esa maravillosa excursión.

Gastos incluidos y gastos adicionales

En el precio de la excursión se incluyen estos servicios:

el traslado en microbús hasta/desde la frontera Boliviana Viaje en 4×4 con conductor-guía durante todo el trayecto por Bolivia 3 noches de alojamiento: dos en refugios con camas en habitaciones compartidas, una en hostal. Desayunos, comidas y cenas durante el viaje. Comida casera proporcionada en los refugios y postas.

Los gastos que estas excursiones no suelen incluir son:

la entrada a la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (con un coste de 150B$ que aproximadamente al cambio son 20€) la entrada a los Baños de Polques (6B$, aprox. 0,80€) Otros gastos como acceso a baños, cafés, bebidas o compras de artesanías.

Es conveniente prever al menos unos 50€ en moneda local, Bolivianos B$ (1€ aprox. 13B$ en febrero 2020)

Etapas de la excursión

El viaje se distribuye de la siguiente forma:

Día 1: Frontera – Laguna Colorada / Distancia: 50 km en Chile + 150 km por Bolivia

Visitas: Laguna Blanca – Laguna Verde – Desierto Dalí – Termas de Polques – Géiseres Sol de Mañana – Laguna Colorada – Noche en Huayllajara.

Día 2: Laguna Colorada – Salar de Uyuni / Distancia: 250 km

Visitas: Laguna Honda – Laguna Hedionda – Laguna Cañapa – Mirador del volcán Ollagüe – pueblo de San Juan – Noche a la entrada del Salar de Uyuni.

Día 3: Salar de Uyuni – Villamar / Distancia: 200 km a través del Salar + 200 km

Visitas: Salar de Uyuni – Isla Incahuasi – Hostal de Sal – Colchani – Uyuni – Noche en Villamar.

Día 4: Villamar – Frontera – San Pedro de Atacama / Distancia: 200 km por Bolivia + 50 km en Chile

En la tercera jornada visitamos el Salar de Uyuni, llegando hasta la isla Incahuasi, y atravesando la inmensa llanura salina durante más de 100 km, para alcanzar el pueblo de Colchani, donde visitaremos un mercado de artesanías. Continuaremos hasta Uyuni, para descubrir un cementerio de trenes; una colección de locomotoras a vapor abandonadas, testigos del desarrollo minero e industrial de antaño.

Qué visitamos en este post – Mapa

Relato de Viaje – Día 3

Son las 4h30 de la mañana, y ya estamos preparando nuestra salida. El objetivo es ver el amanecer en el Salar de Uyuni. Tenemos ciertos temores de no llegar a verlo bien, porque como el día anterior, se ha pasado la noche lloviendo y está muy nublado. Emprendemos camino y en unos minutos pisamos por primera vez ese suelo blanquecino que parece un enlosado blanco gigantesco. Además hoy está cubierto con una fina película de agua que lo ha alisado especialmente y el efecto es increíble.

Salar de Uyuni (Alt.3.663 m. – 10.500 km²)

En la primera parada, en una especie de isla de sal solidificada de reducida altura, la suficiente para que los 4×4 aparquen, podemos pisar este suelo… parece algo de mentira, kilómetros y kilómetros a la redonda de igual naturaleza. Esperamos un ratito a que salga el sol. Entre las nubes atisbamos los primeros rayos. Hoy no ha habido suerte y no hemos podido ver el reflejo de los rayos del sol naciente, pero los efectos de luz sobre las nubes y sobre la superficie del salar son igualmente impresionantes. Tomamos un desayuno frugal en este inhóspito paisaje, que ya sé, voy a recordar toda la vida.

Continuamos ruta. El land rover moviéndose a una velocidad de unos 50 km/h parece que va navegando por la superficie de un lago. No hay camino, simplemente una dirección que seguir. Hugo nos cuenta, que es preciso conocer muy bien el salar, porque es fácil desorientarse sin puntos de referencia. Una mínima desviación en la «derrota» (utilizo el término marinero porque realmente es como navegar) puede ocasionar desagradables extravíos. Para colmo, en el salar de Uyuni, así como en otros salares del altiplano, pero más aquí por sus dimensiones, la abundancia de mineral de litio, hace que las brújulas «pierdan el norte», en sentido literal. Así que el riesgo de perderse es muy alto, si no se conoce bien el entorno. Todo parece similar alrededor,  y la monotonía del paisaje acompañado del ruido constante de ruedas surcando aguas salinas amodorra el viaje.

Una nueva parada en una zona especialmente cristalina y lisa, nos permite, ahora que el sol brilla y va tomando altura en el horizonte, realizar fotos muy divertidas. Nos lo hemos pasado bomba intentando cosas inverosímiles, pero la que más nos ha gustado es el «time lapse» desde el coche dando vueltas alrededor del grupo, que a cada vuelta adaptaba una posición distinta. El resultado… ahí lo tienes en el video. Un consejo, a partir de este momento, es absolutamente recomendable el uso de gafas de sol, dado que la intensidad de la luz y sus reflejos pueden producir lesiones oculares ante una sobreexposición prolongada.

Atravesar el Salar de Uyuni con las características tan especiales que tiene el día que nos ha tocado, es realmente especial. Pocos días al año, las lluvias torrenciales del invierno boliviano se concentran tanto que llegan a producir esta película de agua uniforme que convierte miles de km² de superficie salina en un auténtico espejo de dimensiones descomunales, incluso hay años que este efecto no se produce.

Monumento al Dakar – Hostal de Sal

Nuestra siguiente parada, es uno de los sitios emblemáticos que todo turista quiere conocer por su popularidad mediática. El Hostal de Sal, un edificio enteramente construido con bloques de sal extraídos del salar, pero que no funciona como alojamiento, por razones ambientales para proteger el entorno. Sin embargo si es un establecimiento de hostelería (el único dentro del salar). En el exterior, viajeros de todos los rincones del mundo han ido fijando las banderas de sus lugares de procedencia, que ondean al viento dando una nota de color entre tanto blanco de sal y reflejo de luz solar.

Durante varios años la Paris-Dakar, o mejor llamada «La Dakar» tuvo escenarios sudamericanos, siendo el Salar de Uyuni una etapa indispensable en el desarrollo del rally más famoso del mundo. Por ello se erigieron dos monumentos al mismo, el primero más pequeño y discreto junto al Hostal, y un segundo monumento se erigió años después un par de cientos de metros más alejado, como una estructura escultural hecha enteramente de sal.

Colchani (Alt. 3.665 m. – Hab. 520)

Este es el primer pueblo al que llegamos después de la travesía del salar. Hemos empleado toda la mañana, y recorrido casi 200 km por dentro de sus límites. Colchani es una pequeña aldea que desde tiempos inmemoriales ha vivido de la extracción de sal y de su comercio. Paramos para visitar su mercado de artesanía. Un corto paseo por sus calles de tierra y casas de adobe típicas, nos recuerda lo similar que puede ser la arquitectura del altiplano, a un pueblo castellano de antaño. Las más bonitas son las más sencillas que aún poseen tejados de paja-brava, lamentablemente el progreso en forma de tapias desnudas de ladrillo, tejados de uralita y edificios sin terminar, y calles sin pavimentar encharcadas arruina la imagen y proporciona una pobre impresión.

El atraso económico es evidente, sin embargo la ilusión de ver los coloridos tenderetes y tiendas del mercado, y de las vivas indumentarias de los lugareños, mejoran la experiencia. He comprado alguna cosilla; hay prendas de punto de lana de alpaca o vicuña, hay tarros de sal del salar, algunos pintados con dibujos, cerámica y otros souvenirs en donde elegir.

Cementerio de Trenes de Uyuni

Tras las compras en Colchani, un viaje por la cómoda carretera (esta vez asfaltada) que viene desde La Paz (a 540 km de aquí) hasta Uyuni, se hace fácil, en 20′ apenas se recorren los 20 km que nos separan de otro de los puntos que para mí tenía un gran atractivo en esta excursión, el Cementerio de Trenes de Uyuni.

Uyuni fue un importante nudo ferroviario cuando el potencial minero boliviano era exportado por vía férrea hasta los puertos del Pacífico. Hay que recordar que Bolivia tenia salida al mar, que la ciudad de Antofagasta antes de la Guerra del Pacífico (1879-184) pertenecía a Bolivia, y era desde aquí que se exportaba toda la producción del salitre que era el principal bien económico de la región.

La línea férrea Uyuni-Antofagasta era propiedad de la compañía minera chilena que explotaba los yacimientos. A partir de ese momento el uso de la misma fue decayendo progresivamente, y aunque la línea permanece en activo con importantes deficiencias, el transporte de mercancías disminuyó enormemente tras el conflicto bélico, y fue poco a poco quedando en el olvido, como sus locomotoras y equipamiento que fueron abandonándose a su suerte, en lo que otrora fuera un enclave de conexiones y reparaciones de los convoyes ferroviarios mineros. Hoy, las locomotoras se presentan esparcidas por vías sin retorno, por clavijas y talleres sin uso, y su visita es de por sí una atracción turística por las estampas que genera el fantasmagórico escenario. Hay decenas de locomotoras a vapor abandonadas, talleres de servicio, vagones de carga y vías sepultadas por la arena tras años de abandono.

Uyuni (Alt. 3.660 m. – Hab. 20.000)

Tras la visita, se ha hecho tarde, llevamos muchas emociones encima y poco alimento. Por fin, toca recuperar fuerzas en un restaurante a menú fijo, donde nos dan de comer a todos sencillo pero rico. Aquí en Uyuni, vamos a realizar un cambio en el transporte. Todos los 4×4 deben pasar una meticulosa revisión para limpiar todos los bajos y amortiguadores de sal, puesto que el alto contenido de salitre acumulado tras el periplo por el Salar de Uyuni, puede deteriorarlos y oxidarlos rápidamente. Para hacer esa limpieza a fondo posible, los organizadores lo tienen muy bien pensado, y aquí otro land rover toma el relevo para llevarnos hasta la frontera de regreso mañana por la mañana, recogiendo a un nuevo grupo de turistas, que como nosotros se han apuntado ya para realizar la misma aventura.

Mientras se realiza el relevo tenemos el tiempo justo para dar un corto paseo por las calles de esta ciudad, centro de servicios de la comarca. Algunas tiendas y un bulevar con algunos monumentos precisamente al transporte ferroviario que le dio importancia, es todo lo que se puede destacar.

Río y Pampas de Uyuni

Iniciamos el camino de retorno a San Pedro de Atacama, hasta la frontera de Hito Cajón en Chile hay unos 400 km por delante. Salimos por la Ruta Boliva #5, asfaltada y buena, atraviesa la llamada Pampa de Charcas Grandes, y las lluvias de los últimos días hacen honor a su nombre. Al fondo no perdemos la referencia del Volcán Cerro Gordo. Estos primeros cien kilómetros se hacen rápido.

El paisaje es similar al del día anterior en Chiguana, campos de quinoa, extensiones áridas apenas pobladas por tolas y otros arbustos, y lo más impresionante es el cruce de dos curso de agua potentes, el río Colorado y el río Grande (justo como en EE.UU., se conoce que los españoles del siglo XVI tenían un repertorio de nombres limitado y ajustado a un reconocimiento inmediato…)  Sus aguas bajan con fuerza, color ocre, muy cargadas de sedimentos.

Estos ríos desembocan en el Salar de Uyuni, y me sirven de excusa para explicar los suelos del salar. Las aguas se filtran por debajo de la corteza de sal, y se van superponiendo en capas de aluvión y sal. Durante millones de años se han acumulado capas sucesivas creando una corteza estratificada de sedimentos rojizos y láminas blancas de sal. En algunos puntos esta corteza puede alcanzar los 150 metros de profundidad. Estos estratos se adivinan fácilmente en los ladrillos de sal que se utilizan para la construcción.

Tierras altas

Al paso por San Cristóbal, nos desviamos y tomamos un camino de tierra, decimos adios al asfalto para encarar los 100 km que nos separan de la aldea de Villamar, donde nos esperan para dormir. El camino se hace subida, empezamos a remontar de los 3.600 metros de altitud, a través de roquedales para alcanzar los 4.200 metros a los que está emplazado esta aldea. Aquí cenamos y descansamos para al día siguiente de mañana salir a completar el regreso.

Día 3 – Video Resumen

 

Día 4: Frontera Boliva / Chile

De nuevo paisajes inmensos desolados, collados y páramos desérticos, y lagunas como la de Chalviri, llenas de vida. pronto la silueta reconocible del volcán Licancabur, nos anuncia la cercanía de la frontera y el final de nuestra aventura. Los 200 km que recorrimos durante la mañana del cuarto día, sirvieron para arribar el punto de partida del día 1, el puesto fronterizo donde intercambiamos transporte y pasamos los controles rutinarios de aduana. En la chilena, revisan minuciosamente los equipajes para evitar que metas hortalizas o productos frescos, y me imagino que tal vez coca también, aunque nada dicen por unas hojas que hemos probado durante el viaje para comprobar su efecto, aunque yo personalmente no lo he notado mucho, quizá por no haber masticado la cantidad adecuada.

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Galería de fotos – Día 3

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