“A usted, que vaga y deambula por todo el mundo para ver maravillas elevadas y estupendas, venga aquí, dónde todo habla de amor y de arte”
Parque de los Monstruos. Jardín de Las Maravillas. Bosque Sagrado. Fantasía renacentista. El duque Pierfrancesco Orsini construyó frente a su Palacio de Bomarzo un parque de contenido enigmático. Un laberinto de símbolos que sigue abierto a muy variadas interpretaciones, pero que es una de las obras renacentistas más sorprendentes e imaginativos.
El duque Orsini fue uno de esos personajes controvertidos del Renacimiento. Inteligente y poderoso. Retraído y contrahecho. Orsini dio rienda suelta a su imaginación diseñando el Parque. Su construcción fue encargada a uno de los más famosos arquitectos de su tiempo, Pirro Ligorio, el que luego construiría y diseñaría los Jardines de Tívoli.
El príncipe se pasó la mayor parte de su vida entre sus palacios de Bomarzo y Pitigliano. Rechazó siempre vivir en Roma, donde no sólo él sino su familia era tremendamente influyente. Prefería el silencio del campo. Allí conseguía su paz interior y pasaba largas horas en sus labores de alquimia.
Visitar el Sagrado Bosque y los antiguos pueblos etruscos de Bomarzo y Pitigliano, en la frontera entre el Lacio, Toscana y Umbría, es descubrir uno de los secretos mejor guardados de Italia.
Bomarzo y Pitigliano se esconden entre las regiones del Lacio, Umbría y Toscana. En la práctica, la visita exige tener un coche. Una excursión de un día ideal desde Roma.
Bomarzo está en el Lacio, justo en la frontera con Umbría, a unos 100 km al norte de Roma, la mayor parte por una magnífica autopista. En poco más de una hora se llega al pueblo.
Pitigliano se encuentra a unos 70 km en dirección noroeste, ya en la región de Toscana. La carretera es bastante peor que para llegar a Bomarzo, pero a cambio se disfruta de los bosques que crecen en las estribaciones de los Apeninos y del lago Bolsena.
Manuel Mujica Laínez visitó el Parque de los Monstruos de Bomarzo en 1958 y quedó deslumbrado por la fuerza y originalidad de las esculturas. El periodista y escritor argentino empezó enseguida a concebir la que sería su obra más completa, uno de los más fascinantes relatos de la literatura. Bomarzo se publicó en 1962 y ganó el Premio Nacional de Literatura en Argentina.
La novela no es sólo la recreación de la vida de uno de los más misteriosos y originales personajes del Renacimiento, sino también un completo cuadro del Renacimiento italiano donde se dan cabida acontecimientos históricos como la coronación del emperador Carlos V y la batalla de Lepanto. La historia narrada en primera persona por el propio Pierfrancesco Orsini nos sumerge en la vida en el siglo XVI, en las desigualdades sociales, las intrigas por el poder, en sus propias contradicciones y en la mentalidad de un noble culto que concibe una de las obras más extrañas y fascinantes del Renacimiento.
Qué visitamos en este post
En el siguiente mapa interactivo podrás localizar con exactitud todos los lugares de los que se habla en el artículo. Podéis usarlo para llegar hasta ellos fácilmente y para seguir los itinerarios propuestos, que incluyen los lugares más representativos de Bomarzo y Pitigliano:
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Visitar el Bosque Sagrado de Bomarzo
Bomarzo se extiende en la cima de un espolón rocoso, rodeado de frondosos bosques. Su posición es típica de los pueblos de fundación etrusca. La inmensa mole del Palacio Orsini sobresale entre el caserío. La animada plaza invita a tomar un café mientras se contempla la tranquila vida en el pueblo. Vale la pena pasear por la calle principal, con casas un tanto decrépitas que, como el Palacio, esperan mejores tiempos para ser restauradas.
Pierfrancesco Orsini nació en Roma en 1523 en el seno de una de las más poderosas familias del renacimiento italiano. Ejerció como condottiero durante su juventud, como muchos otros nobles italianos, pero siempre manifestó un especial gusto por el arte. En 1541 se casó con Giulia Farnesio, sobrina del cardenal Alejandro Farnesio. El cardenal, ya convertido en el Papa Pablo III, intercedió para que consiguiera la herencia del ducado de Bomarzo tras la muerte de su padre. Allí se retiró con su mujer, creando una pequeña colonia de artistas gracias a su labor de mecenazgo. Desde el principio concibió la idea de crear un parque muy especial.
El Parque de los Monstruos está en el valle, a poca distancia del pueblo. Dicen que había un pasadizo secreto entre el Palacio y el Parque, pero nunca ha sido encontrado. El gran aparcamiento del Parque revela la atención que ha despertado el Sagrado Bosque en los últimos años.
El recorrido por el Parque de los Monstruos parece un viaje iniciático. Pero el significado de cada figura está envuelto en el enigma. Grandes esculturas de basalto van apareciendo durante el recorrido. Algunas de seres mitológicos, otras de animales fantásticos o de inquietantes estructuras. No hay un orden aparente y el tamaño varía mucho de unas a otras. La solución al enigma debe buscarla cada uno en su mundo interior de monstruos mientras se asciende por la ladera del bosque.
La entrada nos recibe con una invitación: “Tú que entras aquí, deja volar la mente, y dime si tantas maravillas fueron hechas por engaño o bien por arte”. La esfinge que encontramos tras traspasar la puerta del Parque completa el mensaje: “Quien no muestra estupor ante las estatuas de Bomarzo, no podrá tampoco admirar las siete maravillas del mundo”
La cabeza de Proteo-Glauco, el pescador que se convirtió en monstruo marino tras engullir una hierba mágica, nos introduce en los misterios del Parque. La enorme boca del horroroso monstruo ejerce un poder de atracción hacia un imaginario mundo interior. Un poco más allá, la lucha mitológica entre un descomunal Hércules y Caco, el hijo de Vulcano, es la más explícita en su lenguaje mitológico. La cara del Caco aplastado lo dice todo. Luego figuras que parecen salir de un sueño: una tortuga gigante que traslada una columna, una orca cuya enorme boca parece querer devorarnos….
Más adelante, tras un escenario teatral, la Casa Inclinada es una de las estructuras más sorprendentes del Parque. Dentro se pierde el sentido de la orientación y hay que luchar por no caerse. Podría estar en cualquier parque de atracciones moderno. Al salir las esculturas se hacen más inquietantes: el Elefante que aplasta a un guerrero, el Dragón que lucha frente a un perro, un león y un lobo, Ariadna como Bella Durmiente, Neptuno y la Fuente de la Sabiduría y Equidna como Sirena. Todas parecen hablarnos de los peligros de la vida, de la necesidad de enfrentarnos a ellos o, quizás, no son más que simples pasatiempos sin mensaje.
Las enigmáticas esculturas van conduciendo lentamente a la figura principal: el ogro. Rey de los infiernos. “Todos los pensamientos vuelan”. Al subir las escaleras y penetrar en su boca reina la oscuridad y el silencio y sí, los pensamientos vuelan.
Al salir de la boca del Ogro el Parque se hace más amable. El paseo de las crateras conduce a unas escaleras que llevan al gran jardín que domina el bosque. Presidiendo el jardín está el Templete dedicado a Giulia Farnese, la mujer de Orsini fallecida prematuramente. El gran amor del príncipe, cuya muerte le dejó una profunda herida. La mujer a la que decidió dedicarle el Parque, confundiendo aún más el sentido de las esculturas.
Tras la muerte de Vicino (el nombre coloquial de Pierfrancesco) Orsini en 1583, el Parque fue abandonado durante siglos. A principios del siglo XX fue redescubierto. La naturaleza prácticamente había engullido las esculturas y los edificios, acentuando su aspecto surrealista.
Dalí descubrió Bomarzo en 1949 y se enamoró de un lugar que entroncaba con su estilo. Rodó un documental sobre el Parque y le dedicó uno de sus cuadros más famosos: La Tentación de San Antonio.
El Parque ha ejercido esa fascinación en muchos otros artistas. Cuando lo visitas es fácil entender el por qué de tanta admiración. Una obra renacentista que derrocha imaginación e intriga y que podría figurar en un catálogo de arte vanguardista.
Pitigliano: Al otro lado del lago Bolsena
El duque Vicino Orsini paso la mayor parte de su vida en Bomarzo. El único lugar al que viajaba era Pitigliano, el señorío histórico de la familia Orsini. Claro que, en nuestro caso, antes de viajar más vale reponer fuerzas. La Fraschetta degli Antichi Sapori, situado en una antigua bodega y con estupendas vistas al Bomarzo antiguo, es el lugar ideal para descansar y discutir los posibles significados del Parque.
El trayecto entre Bomarzo y Pitigliano recorre la parte septentrional de la provincia de Viterbo. La carretera se desliza entre bosques y praderas, pasando por el emblemático lago Bolsena, el mayor lago de origen volcánico de Europa.
Antes de visitar Pitigliano vale la pena desviarse hacia el sur, hasta la iglesia de Madonna della Grazie. No por la iglesia, sino por las increíbles vistas. Pitigliano se eleva sobre la característica toba volcánica, de ahí el apodo de “Cittá del Tufo”. En su mágico perfil desde el mirador, entre las casas colgadas sobre las rocas, sobresalen el Palacio Orsini, la Catedral y la Iglesia de San Roque. El bosque que la rodea esconde viejos corredores de origen etrusco excavados en la roca en magnifico estado de conservación, conocidos como “Via Cave”, de misterioso significado.
Un arco bajo el acueducto da entrada al casco histórico de Pitigliano. Tras el arco, rodeado de grandes plazas, se alza el Palacio Orsini. Antiguamente fue concebido como la Fortaleza Aldobrandeschi, levantada para cerrar el paso en el único lado fácilmente accesible. En el siglo XIV pasó a manos de los Orsini, pero el aspecto actual del palacio data de mediados del siglo XVI. Antonio de Sangallo, uno de los arquitectos de la Basílica de San Pedro del Vaticano, fue el encargado de su reconstrucción. Los Orsini no se conformaban con menos.
Las calles largas y estrechas flanqueadas por viejas casas construidas con la roca volcánica recorren toda la estrecha meseta. El tiempo parece congelado en un escenario de otras épocas. El espacio sólo se amplía al llegar a la plaza de la Catedral o en la de la Iglesia de San Roque. Diminutos callejones permiten acceder de cuando en cuando a balcones sobre el precipicio.
Pitigliano es también famoso por la buena conservación de su barrio judío. El guetto se extiende al sureste de la catedral y conserva una sinagoga convertida en un museo hebraico. Lo curioso del templo es que, en una superposición de niveles, excavados en la roca volcánica, pueden verse desde los lugares para la elaboración del pan y las carnes de acuerdo con el rito judío hasta los baños y el lugar de oración. La mayor parte de los judíos que vivieron en Pitigliano eran de origen sefardí, emigrados desde España tras el decreto de expulsión de los judíos en 1492. La comunidad fue prácticamente exterminada durante la II Guerra Mundial.
Justo a lado de la sinagoga, en la misma vía zucarelli, se encuentra la Forno del Ghetto di Francesca. El lugar ideal para tomar un café acompañado de dulces típicos hebreos u otros pasteles. Todos deliciosos.
Si aún quedan fuerzas, y el tiempo lo permite, muy cerca de Pitigliano se encuentra una de las fuentes termales naturales más populares de Italia, Saturnia. Un baño en sus aguas es una buena forma de terminar el día.
Al llegar la noche Pitigliano queda vacío….así es desde hace siglos, desde los tiempos en que los Orsini regían los destinos de la ciudad. Uno diría que puede encontrarse con el fantasma de Vicino Orsini acudiendo desde Bomarzo a visitar a su familia, pero incluso el Palacio es hoy un museo.
Dónde dormir:
Bomarzo y Pitigliano son un destino ideal para una excursión de un día desde Roma, pero no os arrepentiréis si decidís quedaros unos días por la zona conociendo el lago Bolsena o la costa sur de la Toscana. Dos hoteles con encanto que pueden ser un buen punto de partida para las excursiones por Viterbo y el sur de la Toscana son:
VesConte – Palazzo Cozza Caposavi: Piazza San Rocco,12, 01023 Bolsena, Viterbo. Tf: +39 3428 530373 (www.vesconteresidenza.com). Un palacio renacentista en el centro histórico de Bolsena, a escasos metros del lago. En él se han alojado un buen número de miembros de personajes ilustres incluyendo miembros de la realeza europea, ilustres cardenales y hasta algún papa. Desde 90€ la habitación doble con desayuno.
Hotel Capo D’Uomo: Via Cala Di Forno 7, 58010 Talamone, Grosseto. Tf: +39 0564 870068 (www.thecaesarhotels.com/en/capo-d-uomo). Talamone fue parte de las territorios españoles en Italia agrupados como Presidio durante casi 300 años. Hoy es un tranquilo y coqueto pueblo dominado por la Fortaleza Aldobrandesqui frente al Mar Mediterráneo. El hotel tiene unas estupendas vistas al mar, al Monte Argentario y a la isla de Elba, un agradable jardín e incluso una playa (más bien una ensenada de rocas) casi privada. Desde 90€ la habitación doble con desayuno.
Dónde comer:
En Bomarzo:
La Fraschetta degli Antichi Sapori: Via Mentana 2, Piazza Bruno Buozzi, 01020 Bomarzo. Tf +39 329 653 6475. Situado en una antigua bodega excavada en la roca volcánica y decorado con sencillez y gusto. Tiene una terraza con vistas al Palacio Orsini. Pasta deliciosa y carnes estupendas a buen precio. Alrededor de 20€/persona.
En Pitigliano:
Trattoria Il Grillo: Via Cavour 18, 58017 Pitigliano. Tf: +39 0564 615202. Pequeño restaurante a la entrada del pueblo decorado con mucho gusto. Excelentes pizzas y pastas. Alrededor de 20€/persona.
Locanda del Pozzo Antico: Via Giordano Orsini Generale 21, 58017 Pitigliano. Tf: +39 0564 614405. Situado en la plaza de la catedral, en el corazón del casco antiguo. Local sencillo, decorado con fotografías antiguas. Tiene una terraza estupenda en la plaza. Cocina italiana. Alrededor de 25€/persona.