Castillos de Toledo (II) – Por la Comarca de La Sisla

Castillos de Toledo (II): Por la Comarca de la Sisla

Una segunda ruta para disfrutar aún más con otros ejemplos de arquitectura militar medieval tan interesantes y bellos como los de la primera, y también sin alejarse demasiado de la Capital Imperial.

Esta comarca de transición entre el valle del Tajo y las tierras altas de La Mancha toledana, hizo de frontera tras la conquista de Toledo por las huestes cristianas de Alfonso VI de Castila en 1085. Algunos de estos territorios fueron repartidos entre los principales nobles militares que acompañaron al Rey en su empresa de conquista, más tarde sus descendientes construirían sus castillos feudales en numerosas localidades.

Lo más atractivo de esta excursión es, además de la belleza de la arquitectura militar medieval de los castillos que veréis, las preciosas vistas que se disfrutan desde lo alto de las lomas en las que se encuentran, tanto el de Almonacid de Toledo, como el de Mora. Y por supuesto, no olvidar comprar productos de la tierra como el famoso mazapán de Sonseca.

Un poco de historia
A finales del siglo XI se inicia la lenta pero inexorable expansión cristiana por la mitad meridional de la península ibérica. En 1083, Alfonso VI de León (después también Rey e Castilla) conquista Talavera de la Reina. Era la primera vez que los Reinos Cristianos tomaban una ciudad al sur del sistema central. Se acercaban a la preciada y mítica ciudad de Toledo, en la que el mismo rey entra triunfante dos años después. Este acontecimiento supuso no sólo un fuerte impulso para los reinos cristianos de la meseta castellana, si no también una gran victoria moral y de propaganda medieval ya que con Toledo se capturaba la antigua capital de la Hispania Visigoda, cuyo reino, se creían con la misión de restaurar.

Tras la Conquista de Toledo (1085), el mapa fronterizo entre los territorios cristianos y musulmanes cambiaba y se asentaba por primera vez al sur de las montañas del sistema central. Ciudades como Ávila o Segovia ganaban en seguridad pero perdían importancia estratégica de defensa en detrimento de las nuevas plazas conquistadas.

Los Montes de Toledo protegían el flanco sur de forma natural, ya que para un ejército musulmán que fuera capaz de sitiar Toledo, atravesar estas montañas suponía una gran dificultad, más que por su altura, por su anchura, extensión y caminos poco practicables. Sin embargo el Corredor del Tajo-Alberche por el Oeste hacia Extremadura; y la Comarca de la Sisla por el Este hacia la Mancha, suponían áreas de fragilidad, aún en poder musulmán y con importantes reinos capaces de poner en peligro lo conquistado.

Los cristianos tenían que reforzar estas posiciones, para proteger la nueva joya de la corona, Toledo. Por tal motivo se reforzaron, reconstruyeron o edificaron nuevas fortalezas y castillos en ambos flancos.

En la frontera occidental, aparecen fortalezas como las de Montalbán u Oropesa, pero quedaba por asegurar la frontera oriental. Este flanco presentaba debilidades por tener muy fácil acceso desde la llanura manchega, por donde el avance posible de ejércitos no presentaba apenas barreras naturales, sin montañas ni cotas altas que pudieran disuadir una invasión.

Alfonso VI repartió algunos de estos territorios entre sus principales colaboradores militares. La alta nobleza recibió feudos y la responsabilidad de defenderlos frente a posibles ataques. Entre ellos el propio Cid Campeador, recibiría según la leyenda el de Almonacid de Toledo. Otros feudos dejaron su rastro en castillos que hoy encontramos dentro del casco histórico de pueblos como Orgaz, Mascaraque o Manzaneque; castillos que fueron construidos y posteriormente, reforzados y modificados a lo largo de los siguientes siglos.

Por último, otra de las soluciones que los reinos cristianos encontraron para preservar y defender sus fronteras fue la creación de Órdenes Militares. Éstas pronto tuvieron un importante papel de centinelas de la frontera a lo largo de los siguientes siglos. Desde los inicios del siglo XII, y a partir de su fundación, las Órdenes de Santiago, San Juan, Calatrava o Alcántara fueron liderando la expansión cristiana por; La Mancha (las tres primeras principalmente) y Extremadura (la de Alcántara principalmente). En este sentido, solo hace falta remitirse a las pruebas de topónimos de tantísimas localidades manchegas que tienen los apellidos «de la Orden», «de Santiago», o «de San Juan» para darse cuenta de su importancia territorial.

En particular el área que visitaremos, presenta las fortalezas de Mora y un poco más alejada, la de Consuegra

La Comarca de La Sisla

Esta comarca toledana, corresponde a los valles y llanos de la cuenca del río Algodor, tributario del Tajo. Está delimitada por los Montes de Toledo al sur y pequeñas sierras al este. Eran la comunicación natural con La Mancha y por ella transcurría el antiguo camino que dirigiéndose a Consuegra, unía Toledo y Andalucía.

Visitar esta comarca es fundamentalmente una cita con la historia militar medieval, ya que podremos ver castillos construidos en diferentes épocas y para fines diversos en las distintas localidades que la componen.

Qué no te debes perder:

  • Los Castillos de Mora y Almonacid de Toledo para disfrutar de las hermosas vistas.
  • Visitar el casco histórico de Orgaz y su Iglesia de Santo Tomás Apóstol.
  • Comprar buen mazapán en Sonseca.

 

Escudo de Almonacid de Toledo

 

Almonacid de Toledo

El primer castillo que sorprende en el horizonte cuando se llega desde Toledo (a 22kms) es el que según la tradición atribuye al Cid Campeador (el topónimo vendría, según algunas teorías del árabe «Almuina = Huerto», «Sidi / Cid = Señor»). Lo cierto es que se tiene registro de una fortaleza árabe anterior que fue otorgada junto al pueblo a la Iglesia de Toledo.

ALMONACID-de-TOLEDO-(25)El Castillo impresiona cuando se divisa en lontananza coronando un cerro que se eleva hasta los 900 mts. Domina un panorama amplísimo de bellos paisajes y contrastes. Hasta aquí predominan los cultivos de secano y campos rubios. Desde aquí empiezan poco a poco a aparecer los olivos que nos acompañarán por toda la comarca.

Desde lejos se aprecia la grandeza y tamaño de una fortaleza que debió ser clave para la defensa de la capital toledana. Entre los visitantes y moradores, según dice la tradición, estuvo el mismísimo Cid Campeador.

El Castillo de Almonacid de Toledo está en ruinas, pero conserva su recinto exterior y buenos lienzos de murallas, algunas saeteras y una bóveda de cañón de ladrillo. Sin embargo merece la pena subir hasta lo alto del cerro (Tomar el camino que sale desde la Iglesia. ¡Ojo! Los primeros 50 mts del camino están en bastante mal estado pero el resto está arreglado y no hay problema)

Desde lo alto se divisan hermosas vistas que en días claros alcanzan perfectamente el valle del Tajo, la hoya de Madrid y la Sierra de Guadarrama hacia el norte; al oeste las comarcas de la Jara y el Valle del Tajo con el fondo de la Sierra de Gredos, los Montes de Toledo al sur y las estribaciones de la llanura manchega hacia el este.

Escudo de Mascaraque

Mascaraque

Avanzando hacia el SE, Mascaraque es el siguiente pueblo que nos encontraremos (a 10kms de Almonacid). Dentro de la población y junto a su iglesia, se alza el Castillo de Juan de Padilla, edificado hacia el siglo XIV y que fue Casa-Palacio el comunero Juan de Padilla. En la actualidad es de propiedad privada y no se visita su interior. Edificado junto a la Iglesia Parroquial de Mascaraque, su figura destaca desde la carretera confiriendo una reconocible estampa de Villa, Iglesia y Castillo a la localidad.

 

Escudomora

Mora

La localidad de Mora (a 5kms de Mascaraque), es la más grande de la comarca y un centro de la industria agrícola fundamentalmente dedicada al aceite de oliva. Los olivos son ahora casi los únicos protagonistas del paisaje de monte. La población ha prosperado con el cultivo y producción de aceite, y su casco urbano presenta la mezcla del tejido urbano moderno con casas más rurales. En el centro y junto a la Iglesia Parroquial que destaca por su esbelta torre coronada por un chapitel de pizarra, tan a la usanza por La Mancha y Madrid, desde que en el siglo XVI se pusieran de moda tales tejados tras la construcción de El Escorial, se encuentra el Ayuntamiento, un curioso edificio de principios del siglo XX (1927), llamativo y vistoso por el curioso estilo neo-mudéjar de su construcción.

Vigilando la población, en lo alto del cerro se levanta el Castillo de Peñas Negras. Está lejos del centro de la población y si se quiere ir sólo al castillo, no hace falta entrar, sino rodear Mora por la carretera de ronda, hasta encontrar la señal indicadora. La subida al cerro es un camino no asfaltado, pero es practicable. Se están haciendo obras de rehabilitación en el castillo, del cuál quedan murallas y torre del homenaje.

Lo impresionante de este lugar son las preciosas vistas que se divisan; veremos de nuevo los mismo hitos que en Almonacid, cuyo castillo se ve perfectamente delimitando en el paisaje de la comarca de la Sisla.

 

Escudo de Manzaneque

Manzaneque

Castillo de Manzaneque

A 7kms de Mora se halla esta pequeña población de unos 500 hab. que posee un peculiar ejemplo de arquitectura militar. El Castillo de Manzaneque, situado en el centro del recinto urbano junto a la iglesia del pueblo. Es de planta irregular, de reducidas dimensiones y aristas redondeadas.

La heráldica liga los orígenes del castillo a Lorenzo Suárez de Figueroa XXXII Maestre de la Orden de Santiago y su tercera esposa, Doña María Catalina de Orozco, pues sus escudos figuran en las puertas del mismo. Todo parece indicar, que durante el siglo XIV y sobre una torre defensiva anterior, que vigilaba la bifurcación del camino de Toledo a Andalucía hacia Consuegra y Los Yébenes, se alzaron la torre del homenaje y algunos de sus lienzos. Más tarde, durante el siglo XV, adquiere su apecto actual, y pasa a pertenecer al linaje de los Álvarez de Toledo y Condes de Cedillo.

El Castillo se puede visitar, y contiene una exposición de antecedentes históricos y heráldica. Está gestionado por el Ayuntamiento de la localidad.

 

Escudo de Orgaz

Orgaz

El cuadro de El Greco, «El Entierro del Señor de Orgaz», ha dado fama a esta localidad toledana cuna de Gonzalo Ruiz de Toledo, primer Señor de Orgaz con fama de beato, que murió en 1323. Sus descendientes obtuvieron el título de Condes de Orgaz en 1521, encargando el cuadro al pintor cretense.

Castillo

Y es precisamente por sus Señores, que esta localidad cuenta hoy con uno e los castillos mejor conservados de la provincia. El Castillo de Orgaz es de planta cuadrada y podríamos averiguar que se trata de una construcción del siglo XV porque presenta elementos típicos de aquella época tardo-medieval como garitones semicirculares en esquinas y en uno de sus lados, y unos muros de sillería y matacanes en perfecto estado. El resultado es muy bonito y cuando lo miramos, da la sensación de que es un castillo de película, pero situado en medio de un entorno urbano.

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Pueblo

Del casco urbano de Orgaz, merece la pena destacar otros monumentos de interés, sobre todo la Iglesia de Santo Tomás Apóstol. Seguro que os impresiona. Es de un tamaño formidable, de líneas rectas y maciza, pero con armonía de proporciones y portada de gran belleza. Fue construida en el siglo XVIII en estilo barroco por el famoso arquitecto Alberto de Churriguera. En la Sacristía conserva un «Expolio» obra de El Greco.

Si disponéis de algo más de tiempo, no dejéis de ver los vestigios de la muralla que en su día rodeó a la población. Quedan dos puertas o arcos; al norte en la salida del camino hacia Toledo, el Arco de San José, y hacia al sur, el Arco de Belén. Hay otros monumentos en la Villa, como el Puente de los Cinco Ojos (Siglo XVIII), construido por Carlos III quien frecuentaba el camino hacia los Yébenes para ir de caza. La solidez y tamaño del mismo, nos hace entender la fuerza del agua que el arroyo Riansares otrora tuvo. También hay varias ermitas, el edificio de la Antigua Carnicería, hoy los Juzgados, varias casas blasonadas y ejemplos de arquitectura popular típica, como las casas con soportales de la Plaza Mayor frente a la Iglesia del Apóstol. Un paseo para descubrirlo no os llevará mucho tiempo y es relajante.

A las afueras del pueblo a unos cinco kilómetros en el lugar de Arisgotas, donde se han hallado vestigios arqueológicos de un poblado visigodo, se ha abierto un pequeño Museo y Centro de Interpretación del Mundo Visigodo.

Dónde Comer:
De todos las localidades que visitamos durante este recorrido, Orgaz es la más turística e importante y por tanto es la que posee una mejor y más variada oferta gastronómica. Aquí os mencionamos dos recomendaciones para comer bien:

Restaurante Mesón Las Bodegas – Ronda de las Escuelas, 1 – Orgaz – Tel: 925 317 428 Situado en la entrada del pueblo desde Mora. Uno de los más famosos de Orgaz, que sirven lechazo, asados y especialidades castellanas.

Restaurante Posada de la Cal – Carretera N-401 – Orgaz – Tel: 925 347 209 Situado en la entrada del pueblo viniendo desde Toledo. Otro de los restaurantes más conocidos de Orgaz, con especialidades castellanas y asados de lechal. El establecimiento cuenta además con un pequeño hotel de 12 camas

 

 

 

Escudo de Sonseca

Sonseca

Antes de regresar a Toledo, podemos pasar por Sonseca  (a 10kms de Orgaz) para comprar mazapanes. Este pueblo, famoso por los mazapanes, es también un centro de la industria textil, de la madera y de muebles. Es la capital comarcal y la ciudad más poblada de la Sisla con más de 10.000 habitantes.

En la propia carretera encontraréis varios establecimientos de venta al público del delicioso producto.

A 3,5kms de Sonseca, se encuentra una antigua atalaya defensiva islámica que se alza sobre un crestón cuarcítico. Torre Tolanca. Un camino llega hasta la estructura rectangular de esta construcción defensiva que data del siglo IX-X. Y también a las afueras, encontraremos las ruinas aún más antiguas del Monasterio de San Pedro de la Mata, una construcción visigoda del siglo VII.

Ajofrín

Ajofrín

Como última parada de nuestra ruta ya de regreso a Toledo, visitaremos la localidad de Ajofrín. Situada a tan solo  5kms de Sonseca y a 20kms de Toledo, esta pequeña localidad parece arroparse en torno a la Iglesia de Santa María Magdalena del siglo XV. Su altísima torre es como la «Giralda» de la Sisla, robusta pero de aire esbelto, adornada por un balcón renacentista a media altura, dos cuerpos más de arquerías de medio punto de dos y tres arcos respectivamente que componen un hermoso campanario, y finalmente coronada por un chapitel cilíndrico de pizarra negra, muy al gusto de la zona y la época.

Otra curiosidad que atesora es su Rollo Jurisdiccional del siglo XVI. Sencillo y austero, es más su significado histórico que otorgaba a la Villa la posibilidad de impartir su propia justicia sin a dependencia de señorío, que su valor artístico.