Castillo de Cuéllar /
Castillo de los Duques de Alburquerque
Localidad: Cuéllar – Provincia: Segovia – Castilla y León
Serie «Los Castillos más Bonitos de España» #1
Es uno de los castillos más bonitos de España, y debió de ser uno de los Castillos-Palacio más bonitos de Europa. Tuvo dueños que marcaron el futuro de Castilla, como el Condestable Álvaro de Luna, que malogrado por las intrigas de poder fue ajusticiado y desposeído. Se convirtió en premio de consolación para el destierro del hombre de confianza de Enrique IV, el de la Beltraneja, Beltrán de la Cueva, quien inició su transformación palaciega y se retiró de una corte que le negaba su presencia, para solo poder ver el Álcazar de Segovia en lontananza desde sus ventanas renacentistas.
Residencia desde entonces de los Duques de Alburquerque y cuando ellos se mudaron a Madrid, sufrió desdén y abandono, y la tropelía de los napoleónicos que le despojaron de riquezas. Sirvió de cuartel al Duque de Wellington, y en los más amargos años de su existencia fue cárcel y sanatorio, hasta llegar a convertirse hoy en día, en flamante instituto de enseñanza media para los afortunados estudiantes de Cuéllar.
El Castillo de Cuéllar es el monumento más importante de esta localidad segoviana, enclavada en la comarca de los pinares castellanos, en el norte de la provincia de Segovia. Es Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1931 catalogado como monumento. Bien vale una visita. Más aún cuando se puede incluso realizar una vista teatralizada.
El castillo de Cuéllar está a 66 km (40′) de la capital provincial, Segovia; a 55 km de Valladolid; y a 165 km (1h50′) de Madrid,
La Oficina de Turismo de Cuéllar organiza visitas guiadas y visitas teatralizadas al castillo, puedes consultar horarios y precios en la web www.cuellar.es
El Castillo de Cuéllar en la historia:
Sus orígenes se remontan al siglo XIII, como fortaleza señorial en el centro de Castilla. Perteneció al poderoso Condestable de Castilla, Álvaro de Luna; que perdió su titularidad por desventura que mucho tuvo que ver con los entresijos de la Corte del rey castellano, y los pulsos por el poder de las diferentes facciones de nobles.
Enrique IV otorgó el castillo a Beltrán de la Cueva, compensando de alguna forma, su expulsión de la Corte Castellana, sita en aquel entonces en Segovia, por acuerdos de política real con la facción enemiga de nobles castellanos liderada por Juan Pacheco.
Su trasmisión a Beltrán de la Cueva, tuvo mucho que ver, con el ánimo del rey Enrique IV de cumplir con lo pactado y desterrar de Segovia ante las presiones en la Corte, pero mantener cerca a su colaborador. La proximidad estaba garantizada, ya que desde los miradores del castillo de Cuéllar, en días despejados, podía adivinarse la silueta del Álcazar de Segovia
Tanto Álvaro de Luna como Beltrán de la Cueva fueron Maestres de la Orden de Santiago, cargo de gran valor por el prestigio, y sobre todo, las rentas que venían adscritas, pues extensos eran en España los dominios de la Orden de Santiago, cuya sede estuvo durante siglos en el Castillo de Uclés (Cuenca)
Beltrán de la Cueva es expulsado de la Corte y despojado de su título de Maestre de Santiago (1462-1463), pero Enrique IV le compensa y le otorga el título de Duque de Albuquerque en 1464, título que ostentó hasta su muerte. Sigue próximo a la Corona con Isabel y contrariamente a lo que se podría pensar luchó del bando de la Católica, también en la Guerra de Granada. Pronto inicia obras de transformación del castillo en un palacio suntuoso que se convertiría en su residencia hasta su muerte acaecida el día de Todos los Santos en el mismo castillo de Cuéllar. Las obras fueron culminadas por sus sucesores, también Duques de Alburquerque que siguieron residiendo aquí. El castillo se convirtió progresivamente en una lujosa residencia gracias a la aportación de arquitectos de gran nombre como Juan Guas (Torre del Infantado en Guadalajara), Rodrigo Gil de Hontañón, Juan Gil de Hontañón padre e hijo (Catedral de Burgos), entre otros que le confieren el aspecto que más o menos tiene hoy, de estilo gótico-renacentista.
Nótese el parecido de los miradores del último piso del castillo con los de Juan Guas de la Torre del Duque del Infantado en Guadalajara, o las similitudes del patio renacentista con otras obras de los Gil de Hontañón por toda la geografía española.
Los Duques de Alburquerque desde Beltrán de la Cueva, residieron en el castillo hasta su traslado a Madrid bien entrado el siglo XVIII, en que quedó convertido en palacio de recreo. Cuando se extingue la línea sucesoria directa del Ducado, la titularidad pasa al Marqués de los Balbases (descendientes de Ambrosio Spinola). Durante la Guerras Napoleónicas sirvió como cuartel y base de operaciones al Duque de Wellington. Después fue sufriendo un progresivo abandono y objeto de pillaje. A finales del siglo XIX estaba en estado de ruina. En 1938 se instala una cárcel de presos políticos y cumplió con dicho cometido alternando con sanatorio hasta 1966.
Tras una intensa restauración por Bellas Artes en 1972 se convierte en un centro de formación y un Instituto, función que todavía tiene hoy. Los estudiantes de la ESO de Cuéllar tienen un marcon incomparable para estudiar.
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- Turégano
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- Pedraza
- Coca
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- Peñafiel (Valladolid)
- Arévalo (Segovia)
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