El Templo de Augustóbriga se encuentra en un rincón perdido de la Comarca de Los Ibores, en Extremadura, prácticamente en la frontera entre las provincias de Toledo y Cáceres.
La belleza de sus formas, la armonía de sus proporciones y el encanto del solitario entorno en el que se levanta te atraparán desde el primer momento. Es sin duda una de «Mis Rincones Favoritos» por su emplazamiento en plena naturaleza, por su paisaje, y por su valor histórico y monumental; además es de fácil acceso.
Puedes abrir este enlace para ver la ubicación de «Mis Rincones Favoritos» en GoogleMaps.
La primera sensación que provoca al verlo es de sorpresa. Una vez que dejas el coche y te acercas al Templo, aprecias lo bonito y armonioso que resulta este templo en ruinas. El emplazamiento acompaña. Las vistas y el entorno natural son una delicia. La tranquilidad y el silencio que lo rodean hace que se pueda disfrutar muchísimo del lugar. Al fondo la Sierra de Gredos con sus cumbres rocosas a menudo nevadas, justo en frente, las aguas del Río Tajo embalsadas quedan enmarcadas por las interminables dehesas y bosques de encinas, y a nuestras espaldas quedan las estribaciones de los Montes de Toledo. Solo el murmullo de pajaritos y de la brisa se aprecian cuando estas visitando este sitio, que con un poquito de suerte, podrás disfrutar casi sólo.
El monumento es mucho más grande de lo que en un principio te puede parecer. Sus proporciones engañan al ojo humano, pero cuando te acercas, compruebas que tu altura apenas sobrepasa el basamento de las columnas principales. ¡Comprobadlo en las fotos! Es entonces cuando te percatas de la grandeza de la arquitectura romana, de su perdurabilidad (el monumento tiene casi 2000 años y de sus dimensiones).
Una visita a este lugar logra trasmitirte mucha serenidad, y hace que puedas imaginarte como se podían sentir los Viajeros Románticos descubriendo las Ruinas Clásicas en sus viajes por una Europa Monumental que en el siglo XVIII estaba redescubriendo (excavando) gran parte de su legado Clásico Romano.
Aunque el pueblo más cercano es Bohonal de Ibor, el Templo se levantaba a orillas el Tajo en otra localidad denominada Talavera la Vieja o Talaverilla que quedó inundada por las aguas del Embalse de Valdecañas, en 1963. Para salvarlo se desmontó piedra a piedra y se volvió a erigir en el punto donde se encuentra hoy. Las ruinas del pueblo son visibles en épocas de sequía al aflorar por encima de la superficie de las aguas.
Imagen obtenida del Blog http://chajurdo.blogspot.com.es/2014/04/la-zepa-urbana-del-castillo-de-belvis.html
El templo perteneció a la población romana de Augustóbriga, según coinciden estudios de numerosos historiadores. Esta localidad se encontraba en el camino entre la importantes ciudades romanas de Emerita Augusta (Mérida) y Caesarobriga (Talavera la Reina) en la calzada romana que unía la primera con Toletum (Toledo).
Las primeras menciones de las que se tienen constancia datan de 1572, posteriormente en 1577 Felipe II ordenaría la catalogación de monumentos romanos en sus Reinos, en la que ya figuraba. A partir de entonces ha figurado en sucesivos catálogos monumentales realizados en España.
En las exiguas excavaciones que se realizaron en Augustóbriga antes de su inundación, además del Templo de «Los Mármoles», así era denominado por los locales, existía otro denominado «La Cilla» del que se pudieron rescatar tres columnas que se erigieron un poco más abajo mirando a las aguas del embalse.
Según los expertos este sería seguramente de culto imperial y seguía el patrón constructivo del Templo de Diana en Mérida con el que tiene un parecido notable.