Un Viaje al Corazón de Perú

El Perú Andino: Desde Arequipa al Machu Picchu

Perú es probablemente el país más atrayente de Suramérica para aquellos que consideran que viajar es descubrir antiguas culturas, disfrutar de los lazos históricos que nos unen y conocer el fascinante mundo del mestizaje. Eso sin dejar atrás paisajes asombrosos en el corazón de los Andes, desiertos sin fin y las selvas que protagonizan el territorio de la cuenca del Amazonas. Por si fuera poco, en los últimos años la cocina peruana ha sido reconocida como una de las más prestigiosas del mundo.

El primer problema de un viaje a Perú es decidir que se quiere visitar porque el país es inmenso. Con 1.285.000 km de extensión, es el tercer país de Sudamérica (tras Brasil y Argentina) y el 20º del mundo. Aproximadamente dos veces y media el tamaño de España. En ese enorme espacio cabe de todo: las grandes alturas del corazón de los Andes, una buena parte de la cuenca del Amazonas (de hecho, el río Amazonas nace en Perú), la agreste costa del Pacifico, los desiertos del sur y los fértiles valles y mesetas que se suceden entre los Andes y el Pacífico. Imposible visitarlo todo.

Así que empezaremos por el Perú Andino. Allí podemos explorar el Tahuantinsuyo, el gérmen del imperio que llegó a ser el más grande de la América prehispánica, el Imperio Inca. Visitar algunos de los mejores conjuntos históricos construidos durante el Imperio Español y recorrer los paisajes más impresionantes de los Andes, incluyendo sus enormes volcanes y nevados, hasta alcanzar el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca o el profundo Cañón del Colca.

Un Poco de Historia: Francisco Pizarro y La Conquista del Perú:

En abril de 1532, con dos centenares de hombres, Pizarro desembarcó en el Perú, y unos meses más tarde el mayor imperio que existió nunca en América se había desmoronado. La historia de la Conquista del Perú parece una aventura increíble que resulta imprescindible conocer.

En la década de 1520 se había iniciado desde Panamá la exploración de la costa sur del Pacífico. Los nativos traían noticias de fabulosas tierras que llamaban Pirú o Birú (origen del nombre de Perú). Tales noticias enardecieron los ánimos de los conquistadores españoles. Sin embargo, las primeras expediciones a lo largo de la costa de la actual Colombia no habían descubierto nada interesante.

Francisco Pizarro

Francisco Pizarro había nacido en Trujillo en 1478 y tras una incipiente carrera militar junto al Gran Capitán en las campañas de Nápoles contra los franceses, se embarcó para América en 1502. Participó en las expediciones de Alonso de Ojeda para explorar América Central y en la expedición de Vasco Núñez de Balboa que culminó con el descubrimiento del Pacífico. Luego se dedicó a ejercer de encomendero y alcalde de Panamá.Contaba casi 50 años cuando en 1524 se asocia con Diego de Almagro para montar una expedición que alcance las costas del soñado Pirú.

La primera expedición fue un fracaso. Pero lejos de desistir, montó una segunda que se quedó detenida en la Isla del Gallo. Allí, ante el creciente descontento de los hombres, Pizarro trazó una línea en la tierra y exclamó: “Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”. Sólo trece de ellos cruzaron esa línea, los denominados desde entonces “trece de la fama” (la mayoría de ellos alcanzarían protagonismo y cargos durante y tras la conquista).

Con la ayuda de refuerzos enviados por Diego de Almagro, desembarcaron en Tumbes (ciudad costera del Perú próxima al Golfo de Guayaquil), donde se dieron cuenta por las construcciones que encontraron, que estaban frente a una civilización muy rica y avanzada. Este indicio fue suficiente para que Francisco Pizarro regresara a Panamá par dirigirse hasta España y negociar personalmente en 1529 con el Emperador Carlos I las condiciones de la conquista. El resultado, conocido como la Capitulación de Toledo, en la que se le nombraba adelantado mayor del Perú.

En enero de 1530 Pizarro partió de nuevo hacia el Perú y volvió a desembarcar en Tumbes. Su estancia le permitió conocer el estado de desarrollo del Imperio Inca y la guerra civil que se había desatado entre Atahualpa y Huáscar junto al descontento de numerosas tribus sometidas. La información le facilitó trazar analogías con la Conquista de México y diseñar una táctica para la conquista.

En abril de 1532 Francisco Pizarro salió de Tumbes con un ejército formado por 102 infantes, 62 jinetes, un capellán y unos pocos indios como guías. El objetivo era ir hacia el sur al encuentro de Atahualpa. Ya sabía que había ganado la guerra y estaba acampado por allí. Hubo intercambio de “regalos” durante el avance y “embajadas” en las que cada bando mostraba su poder. El 15 de noviembre de 1532 el pequeño ejército español llego a la cuenca de Cajamarca. Un fabuloso ejército inca de entre 30 y 50 mil hombres les rodeaba. Pizarro entró en la ciudad, situó estratégicamente a sus hombres y espero la llegada del inca. Al presentarse Atahualpa con su embajada salió a recibirlo un fraile franciscano y le leyó el edicto de aceptación de la soberanía de la Corona de Castilla entregándole los Evangelios para que renunciara a sus creencias. Atahualpa, que no entendía nada, tiro el libro al suelo y dijo que allí nadie le daba órdenes. Era la excusa que esperaban. Pizarro salió con sus mejores hombres y apresó a Atahualpa y su séquito. En realidad, en ese momento la guerra estaba ganada. Sólo había que jugar bien las cartas.

Muerte de Atahualpa

Pizarro trató bien a Atahualpa como prisionero. Lo necesitaba. Le enseño a leer y escribir, le permitió vivir con sus esposas e incluso jugaba con él a juegos de mesa. Mientras tanto le sacaba información sobre el Imperio e iba mandando a sus hombres a conquistarlo. Hubo pequeñas escaramuzas, fundamentalmente en Cuzco, que el ejército español aplastó sin problemas. Atahualpa ofreció un rescate fabuloso por su libertad. Llegaron 84 toneladas de oro y 164 de plata a Cajamarca que, por supuesto, fueron bien recibidas. Atahualpa también ofreció a su hermana favorita en matrimonio. Pizarro tampoco hizo ascos porque era muy mona. Eso sí, la mando bautizar con el nombre de Inés Huaylas. La hija de ese matrimonio, Francisca Pizarro Yupanquí, fue conocida como la “primera mestiza del Perú”. Francisco Pizarro decidió, a pesar de tanto regalo, cargarse a Atahualpa. Le acusó formalmente de sublevación, poligamia, adoración de falsos ídolos y ejecución de su hermano, el legítimo inca. El tribunal, nada imparcial, le declaró culpable. Le dio a elegir entre morir quemado o convertirse al cristianismo y morir ejecutado. Eligió convertirse y murió con el nombre de Francisco.

Pizarro coronó a un hermano de Atahualpa, que había actuado desde el principio a favor de los españoles, como Manco Capac II. Al mismo tiempo busco un emplazamiento para una nueva capital que estuviera cerca de la costa. El 18 de enero de 1535 fundó la Ciudad de los Reyes, pronto conocida como Lima, iniciando la colonización de los territorios conquistados.

Monumento a Pizarro en Trujillo

Todo parecía ir bien, pero surgieron inconvenientes importantes. Se produjo una sublevación de los incas de la mano de Manco Capac II. Las ciudades más importantes, especialmente Cuzco y Lima, fueron cercadas por un ejército formidable. A pesar de la gran desigualdad, los españoles aguantaron, rompiendo incluso el cerco de Lima con la ayuda de tribus enemigas de los incas. A Cuzco acudiría Diego de Almagro con refuerzos. Sin embargo, Almagro que se sentía muy desfavorecido con los acuerdos de conquista de Pizarro y Carlos I, se hizo dueño de Cuzco deponiendo a Juan Pizarro (hermano de Francisco). Así estallaba la guerra civil entre españoles que acabaría con la ejecución de Almagro tras ser derrotado en la Batalla de Salinas en 1538. Pizarro entonces, se dedicó a consolidar la conquista desde la nueva capital.

Sin embargo esta guerra civil no había acabado, y los partidarios de Almagro, liderados por su hijo, se unieron para conjurarse contra Pizarro. Y en la mañana del domingo 26 de junio de 1541 lograron asesinarle en Lima. Un triste final para el Conquistador del Perú, cuyos restos yacen en la Catedral de Lima.

Pedro de la Gasca
Pedro de La Gasca

Tras la muerte de Francisco Pizarro, otro de sus hermanos, Gonzalo Pizarro le sucedió como gobernador. El conflicto político continuaría ya que en Castilla se habían promulgado las Leyes Nuevas que reducían sensiblemente el poder de los adelantados y encomenderos, al tiempo que procuraban un mejor trato a los indios. Contra las mismas, surgió en 1546 una rebelión encabezada por el nuevo gobernador, Gonzalo Pizarro. Carlos I envió a Pedro de la Gasca a restaurar el orden. Gonzalo Pizarro sería derrotado por sus tropas, y tras ello seria juzgado y también ejecutado en Cuzco. Sus restos mortales reposan hoy en la Iglesia de la Merced de Cuzco, junto a los de su eterno enemigo, Diego de Almagro. Paradojas del destino.

La victoria de Pedro de la Gasca, Pacificador del Perú, significó el triunfo del poder civil y real sobre los derechos y privilegios de los primeros conquistadores. Comenzaba así una nueva etapa de paz y prosperidad, la del Virreinato del Perú.

Cómo llegar y algunos consejos para la visita:

Aeropuertos en Perú

La práctica totalidad de las conexiones aéreas con Perú desde Europa pasan por Lima. Varias compañías aéreas vuelas desde Lima a Madrid (Iberia, Air Europa, Plus Ultra y LATAM). LATAM vuela también directo a Barcelona. Si se sacan los billetes con antelación suficiente el precio suele oscilar alrededor de los 600 EUR.

Los vuelos internos en Perú son bastante asequibles. Varias compañías aéreas conectan las principales ciudades (LATAM, Viva Air, Peruvian, Sky Airline) con precios por trayecto de entre 35 y 100 EUR.

Aclimatación, altitud y mal de altura

En un viaje por el Perú Andino es importante tener en cuenta la aclimatación. El soroche o mal de altura puede hacer que la experiencia se convierta en una pesadilla. Mejor plantear el itinerario en sentido ascendente, es decir, de los lugares situados a menor altitud, Arequipa (alt. 2.337 metros), a los de mayor altitud, Puno (alt. 3.810 m.) y Cuzco (alt. 3.400 m.)  con el fin de minimizar los efectos del mal de altura.

Población: Crisol racial

En este inmenso país no vive mucha gente. Claro que todo depende de con que otros lugares lo comparemos. Perú tiene poco más de 32 millones de habitantes. Pocos y muy concentrados. Mientras la densidad es muy baja en la cuenca del Amazonas, más de la mitad de la población vive en la llanura costera, especialmente en Lima, que con sus 8 ́5 millones de habitantes figura entre las 30 ciudades más pobladas del mundo. A pesar de los inmensos recursos naturales del país (minerales, forestales, pesqueros) una gran parte de la población vive en la miseria o depende de trabajos propios de la economía sumergida.

En Perú está estrictamente prohibido recopilar estadísticas de carácter racial o étnico por lo que es difícil saber exactamente la composición de la población. Aproximadamente el 30% son amerindios, sobre todo descendientes de los incas, el 15% son blancos, conocidos como criollos, descendientes fundamentalmente de españoles, el 52% son mestizos, nacidos de la mezcla de amerindios y españoles y el restante 3% son negros y asiáticos (en la segunda mitad del siglo XIX decenas de miles de chinos llegaron a Perú para trabajar en la caña de azúcar y en el guano). Sin duda esa es la mayor virtud del Perú. Un mosaico de gentes y culturas con una marcada identidad común.

¿Cuándo se jodió el Perú? Una rápida mirada al Perú desde la Independencia a nuestros días:

En una de las grandes novelas de Mario Vargas Llora, Conversaciones en la Catedral, uno de los protagonistas se pregunta mientras observa melancólico la descolorida Avenida Tacna en el centro de Lima: ¿cuándo se jodió el Perú? La frase se popularizó en la vida pública peruana para referirse a la desastrosa situación actual. El texto indica implícitamente que hay un momento a partir del cual se torcieron las cosas. ¿Quién tuvo la culpa del fracaso económico del Perú y, en general, de las repúblicas de América del Sur? Muchas veces la responsabilidad se achaca al Imperio español, pero eso no parece congruente con decir que en un principio la situación económica era buena. Hasta la independencia, las tierras del Virreinato de Perú eran consideradas una de las partes más ricas de la corona española. Culpar al Imperio español del fracaso económico es como achacar al Imperio romano lo que sucedía en la península Ibérica con la llegada de los visigodos. Sin embargo, eso es lo que veréis en muchas guías de viaje y libros de texto. Sed críticos lo que leéis, porque las publicaciones suelen encerrar muchos viejos prejuicios.

Bandera del Perú

El movimiento de independencia en Perú comenzó con la sublevación de los propietarios de tierras de origen español, los criollos, a principios del siglo XIX. En un primer momento las revueltas fueron sofocadas. Sin embargo, en 1821 el general José San Martín desembarca en Pisco con sus tropas, derrota a las tropas españolas con la ayuda de los británicos y proclama la independencia en Lima. Es el propio San Martin quien diseñó la bandera de Perú, basándose en los colores de la antigua bandera real española, de fondo blanco con la Cruz de Borgoña en rojo.

A pesar del golpe, el virreinato traslada la capital a Cuzco y la Guerra de la Independencia continua. Antonio José de Sucre derrota finalmente a las tropas españolas en 1824 en la Batalla de Ayacucho y España se ve obligada a abandonar definitivamente el Perú. Sin embargo, las cosas no fueron bien para la nueva nación. Se sucedieron las dictaduras militares y los conflictos fronterizos con Ecuador y Chile.

Un descubrimiento pareció cambiar la suerte de la joven República. Hacia mediados del siglo XIX se comenzó a explotar el guano y se descubrieron yacimientos de nitritos en el sur del país. Las arcas se llenaron y se acometieron muchas obras públicas. La alegría duró poco. El estado se había pasado con tanta obra pública y se dio cuenta de que no podía pagar las deudas.

Al mismo tiempo Chile, el eterno enemigo, declaró la guerra a Perú en 1879. Si la guerra fue desastrosa, el tratado de paz firmado en 1883 fue aún peor. Se perdieron todoslos territorios de Atacama, Tarapacá y Arica. Con ellos se iban muchos yacimientos minerales. Además, la explotación de sus grandes recursos y medios de comunicación paso a manos extranjeras. Volvió la inestabilidad política, sucediéndose las dictaduras militares que se prolongaron la mayor parte del siglo XX.

Cartel Sendero Luminoso

En 1924 se creó la Alianza Popular Revolucionaria, APRA, un movimiento de tendencia marxista inspirado en la revolución mexicana. El APRA lucho por realizar reformas radicales contra la oligarquía. Curiosamente, parte de las reformas que pedían se llevaron a cabo durante una de las dictaduras militares. El general Velasco Alvarado dio un golpe de estado en 1968 y gobernó el país hasta 1975. Nacionalizó los sectores clave de la economía, potenció las cooperativas agrarias e impulsó reformas fundamentales en los sectores agrícola e industrial. Todo esto a su aire, es decir, sin ningún atisbo de democracia. El caso es que hoy se le recuerda como un «buen dictador«. Duro poco. Volvieron otras dictaduras corruptas.

 

En la decada de los 80 surgieron los grupos terroristas del Sendero Luminoso, de tendencia maoísta, y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, de tendencia leninista. Las luchas sin sentido de ambos sembraron el país de muertos. En 1985 llegó al poder el APRA de la mano de Alán García. Intentó reformas progresistas a favor de las poblaciones indígenas de los Andes, nacionalizó empresas extranjeras e intentó la descentralización del estado. Los grupos terroristas lejos de disminuir su actividad pegaron más fuerte.

Alberto Fujimori

El fracaso económico y la corrupción facilitaron el acceso al gobierno en 1990 a Alberto Fujmori, El Chino. El nuevo presidente consiguió una estabilización económica. Como se veía fuerte y popular organizó un golpe de estado civil en 1992 y no convocó nuevas elecciones.Entre otras barbaridades realizó campañas de esterilización forzosa a las poblaciones indígenas. Eso sí, a base de brutalidades mayores consiguió derrotar a los grupos terroristas. La foto de Abimael Guzmán, jefe supremo de Sendero Luminoso, enjaulado dio la vuelta al mundo. Volvió la corrupción y, con ella, la recesión económica. El país se le puso en contra y finalmente tuvo que huir a Japón en el año 2000. Unos años más tarde fue detenido, juzgado y condenado a 25 años de cárcel.

En el año 2000 se restauró la democracia. Poco a poco se fue consiguiendo nuevamente la estabilidad económica y se realizaron reformas para mejorar la calidad de vida de la población más desfavorecida. En los últimos años Perú forma parte del grupo de países suramericanos con mayor crecimiento económico. Sin embargo, todavía continua una cierta inestabilidad política.

Organizando el Viaje

Cuando se cruza el Atlántico y se realiza un gran viaje, se intenta prolongarlo todo lo posible para conseguir abarcar al menos lo esencial, lo más extraordinario. Para que un viaje al Perú sea suficientemente completo vamos a necesitar un mínimo de 12 días. Esta es la distribución que proponemos. Por supuesto, incrementar el número de días permite realizar un viaje más completo y añadir nuevos puntos de interés.

Etapa 1: Arequipa: La Ciudad Blanca (2 días)

Etapa 2: Cañón del Colca: El Valle de las Maravillas (2 días)

Etapa 3: Titicaca: Un Lago Legendario (2 días)

Etapa 4: Cuzco: El Ombligo del Mundo (2 días)

Etapa 5: Valle Sagrado: El Camino de Santiago Inca (2 días)

Etapa 6: Machu Picchu: El Misterio de los Incas (1 día)

La parte más cara del viaje es el billete aéreo, las tasas de entrada al Machu Picchu, y, si los contratamos, los servicios de trenes de lujo para desplazarse entre las principales capitales del turismo perunano. // Sin embargo, una vez en el país, resulta relativamente barato todo. Moverse en vuelos domésticos sale bastante económico, en los últimos años han proliferado estupendos alojamientos rurales con encanto a precios asequibles, y comer en Perú no resulta caro, teniendo una de las mejores gastronomías del mundo.

Mapa del Viaje por Perú

Bitácora de Viaje

 

 

1ª Etapa – Arequipa: La Ciudad Blanca (2 días)

El gran valle de la campiña arequipeña es un oasis de verdor en medio del enorme desierto que ocupa el sur de Perú. Tres enormes volcanes hacen de guardianes del valle. El Misti es el mayor protagonista, el volcán que siempre aparece tras la silueta de la ciudad.

Arequipa es una ciudad fascinante no sólo por su increíble paisaje sino por sus bellos edificios realizados con la característica piedra blanca de sillar en un estilo muy particular conocido como barroco mestizo. La ciudad blanca tiene el casco histórico mejor conservado del Perú. Sus iglesias, monasterios y casonas son testigos de su esplendor entre los siglos XVI y XVIII y le han valido el título de Patrimonio de la Humanidad. Probablemente la ciudad hispanoamericana que mejor nos puede enseñar hasta qué punto llegaba a ser ostentosa la vida en estas urbes en su periodo de máximo esplendor, durante los siglos XVII y XVIII.

Un lugar único que destaca entre todos los monumentos de la ciudad es el Monasterio de Santa Catalina de Siena. El cenobio más grande y colorido del mundo, testigo de la vida monacal de mujeres de clase alta desde el siglo XVI, es una verdadera ciudad dentro de la ciudad, una de las joyas de la arquitectura colonial de Latinoamérica.

 

2ª Etapa – Cañón del Colca: El Valle de las Maravillas (2 días)

El cóndor andino es uno de los animales simbólicos del Perú. Para los incas representaba el supramundo. Y no hay mejor lugar para contemplar el vuelo de esta ave mítica que el cañón del Colca, uno de los más profundos del mundo.

El Valle del Colca no es sólo famoso por el espectáculo natural del cañón, sobrevolado por la mayor colonia de cóndores de los Andes, sino también por la riqueza arquitectónica y etnográfica de sus pueblos, que viven anclados en el pasado. En ellos se aprecia perfectamente la estructura creada por el Virreinato del Perú para agrupar a las poblaciones indígenas. Por si fuera poco, para llegar hasta aquí se atraviesa la Reserva Nacional de Salinas y Agua Blanca, donde los rebaños de alpacas pastan al lado de las vicuñas salvajes, y el Puerto de Patapampa, uno de los mejores miradores de los Andes.

 

3º Etapa – Titicaca: Un Lago Legendario (2 días)

El lago navegable más alto del mundo y el más extenso de Sudamérica se encuentra en el altiplano andino. Sus aguas se reparten entre Perú y Bolivia y esconden ecosistemas y hábitats singulares. El más conocido es el de las Islas de los Uros, la tribu que decidió construir sus poblados en islas artificiales fabricadas con totora (el junco que crece en las orillas del lago). El de la Isla de Taquile merece un capítulo aparte porque la tradición textil en la confección de sus ropas, expresando un auténtico lenguaje visual, les ha merecido la consideración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Razones suficientes para navegar por las aguas de un lago legendario a 4000 metros de altura y disfrutar de un sol intenso y un cielo de un azul nítido que permite contemplar la lejana Cordillera Real Boliviana en la otra orilla. No es extraño que los incas lo consideraran el lugar de nacimiento de su civilización.

 

4ª Etapa – Cuzco: El Ombligo del Mundo (2 días)

La capital del Imperio Inca fue conquistada por los españoles en 1533. Encontraron una ciudad asombrosa, muy bien trazada y con grandes construcciones de muros ciclópeos. Decidieron respetar el trazado original y simplemente construir los nuevos edificios administrativos y templos religiosos sobre los cimientos de los edificios preexistentes. De esta forma, la nueva ciudad, que ni siquiera cambio de nombre, representa hoy una especie de sincretismo entre los conquistados y los conquistadores.

Cuzco o Cusco (de las dos formas se puede decir y escribir) es una ciudad mítica. La cantidad de monumentos y obras de arte que atesora le han valido el apelativo de la “Roma de América” y el ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Hay mucho por descubrir en las calles dispuestas rectangularmente y llenas de viejas casonas, en las plazas repletas de vida donde la población nativa todavía luce sus trajes típicos y habla quechua, en las iglesias y conventos cuyos muros reposan sobre cimientos ciclópeos tallados por los incas y en las obras de arte que atesoran los propios templos y los museos, tan singulares que se conocen como pertenecientes a un estilo casi único, la Escuela Cuzqueña.

5ª Etapa – Valle Sagrado: El Camino de Santiago Inca (2 días)

El Imperio Inca se extendió por el valle del caudaloso río Urubamba a comienzos del siglo XV. El valle, situado a menor altitud que Cuzco, goza de un clima más cálido y húmedo. Sus tierras fértiles producen varias cosechas al año por lo que en la época inca se convirtió en la principal fuente de abastecimiento agrícola y ganadero. Se levantaron pueblos y pequeñas ciudades con palacios para la nobleza y recintos sagrados, como Chinchero, Ollantaytambo o Pisac, y se construyeron bancales y terrazas en las laderas de las montañas para permitir la explotación de una mayor cantidad de terrenos. Uno de los recursos más valiosos que se explotaban era la sal. En las Salinas de Maras los incas obtenían sal para todo el Imperio. Hoy siguen utilizándose con prácticamente las mismas técnicas. Las numerosas ruinas que se han excavado, muchas bajo los nuevos pueblos fundados por los españoles, datan fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XV, la edad de oro del Imperio.

Los incas consideraron al valle como la proyección terrestre de la Vía Láctea y acabaron refiriéndose a él como Valle Sagrado. Una espléndida red de caminos unía todas las localidades del Valle y de las montañas cercanas. Todos los caminos nacían en Cuzco y morían en Machu Picchu. No es extraño que cuando llegaron los españoles establecieran enseguida similitudes con el Camino de Santiago y así el patrón elegido para todas las nuevas fundaciones en el valle fue Santiago el Mayor.

6ª Etapa – Machu Picchu: El Misterio de los Incas (1 día)

Contemplar las ruinas de Machu Picchu desde la Casa del Guardián con las primeras luces del día, cuando la niebla empieza a despejarse, o al caer la tarde, bajo un cielo azul, es una de las experiencias más fascinantes del mundo. La vista deja un recuerdo imborrable. Las ruinas se extienden por el collado que une el Machu Picchu con el Wayna Picchu (vieja y nueva cima en quechua). A los lados las terrazas de cultivo permiten salvar un abrupto desnivel hasta que la ladera cae en picado hacia el valle. Abajo el meandro del río Urubamba rodea casi completamente la ciudad. Por todas partes una frondosa selva que asciende por las enormes y empinadas montañas que llenan el paisaje. Un espectáculo único. Uno de los lugares que ver antes de morir.

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