«Viajar es vivir» Hans Christian Andersen
Hay ciudades que se identifican plenamente con un personaje. Odense es una de ellas. Y eso que la capital de la isla de Fionia puede presumir de orígenes ilustres. Fue fundada por los vikingos en honor de Odín, el dios principal de la mitología nórdica. Pero lo cierto es que, aunque floreció como centro comercial en la Edad Media, no alcanzó su actual importancia hasta el siglo XIX, precisamente durante la vida de Hans Christian Andersen. El aspecto actual del casco histórico no ha variado mucho respecto el que conoció el escritor de cuentos más universal.
Odense idolatra a su hijo más ilustre. En 2021 se inauguró el nuevo museo de Hans Christian Andersen. Un original proyecto arquitectónico del japonés Kengo Kuma situado junto al bonito barrio de casas típicas danesas en el que el escritor pasó la mayor parte de su vida. Las estatuas dedicadas a sus más famosos cuentos decoran todos los barrios céntricos de la ciudad. Uno puede tropezarse con un soldadito de plomo y a la vuelta de la esquina encontrarse con pulgarcita o los cisnes salvajes.
La isla de Fionia es la segunda en extensión de Dinamarca, después de la de Zelandia. La isla hace de columna vertebral del país, uniendo, por medio de dos de los puentes más largos de Europa, Copenhague con la península de Jutlandia, el territorio continental de Dinamarca. Imprescindible visitar el palacio renacentista rodeado de agua mejor conservado de Europa, el Castillo de Egeskov, y Faaborg, uno de los pueblos más bellos de Dinamarca.
El Aeropuerto de Copenhague-Kastrup es el más importante y transitado de los países escandinavos. Varias compañías aéreas (Iberia Expres, Vueling, Scandinavian Airlines, Air Europa, Norwegain Airlines, Ryanair) tienen conexiones directas con diferentes ciudades españolas (Alicante, Barcelona, Gran Canaria, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca). Resulta fácil encontrar magníficos precios para viajar.
El pequeño aeropuerto de la ciudad de Odense se llama, como no, Hans Christian Andersen. Sólo opera vuelos regionales y chárter (hay vuelos a Palma de Mallorca en el verano).
Copenhague está muy bien comunicado con Odense por frecuentes y rápidos trenes que cubren el trayecto en poco más de una hora. Sin embargo, lo más práctico para visitar Odense y la isla de Fionia es alquilar un coche en el aeropuerto. Hay que tener en cuenta que el puente que salva el estrecho del Gran Belt, para unir las islas de Zelandia y Fionia, es de peaje y cuesta para un vehículo estándar alrededor de 35€. A cambio, cruzar por uno de los puentes más largos de Europa es todo un espectáculo.
Una Vida de Cuento
El autor danés más internacional tuvo una vida que bien pudiera parecer un cuento. Hijo de un zapatero y una lavandera, criado en la extrema pobreza, supo buscarse la vida desde la adolescencia y se convirtió en su madurez en el escritor de cuentos más traducido del mundo, alcanzando todo tipo de reconocimientos. Andersen comentó alguna vez que su cuento, «El Patito Feo», tenía mucho de autobiográfico. De hecho, él fantaseaba con sus posibles orígenes de alta cuna: el hijo de un rey, abandonado y criado por una humilde familia.
Vayamos por partes, porque los cuentos esconden detrás grandes amarguras. Verdaderamente resulta increíble que el hijo de un zapatero y una lavandera con problemas de alcoholismo pudiera desarrollar ese amor por la lectura desde su infancia. Pero el caso es que, a la muerte de su padre, cuando él sólo tenía 11 años, tuvo que abandonar la escuela y dedicó todo su tiempo a leer. Tres años después se fue a Copenhague con la intención de ser un artista y aunque no triunfó como actor o cantante, llamó la atención por sus historias y acabó consiguiendo, de varios mecenas entre los que se incluyó el propio rey Federico VI, las ayudas necesarias para proseguir sus estudios. Luego empezó a publicar relatos de la más diversa índole: poemas, cuentos novelas…y a ganar dinero como periodista.
Los éxitos por sus cuentos empezaron a llegar en la década de 1840. Sus relatos infantiles eran traducidos nada más publicarse y se difundieron rápidamente por el mundo. La mayoría de ellos siguen estando hoy entre los libros más vendidos y los más leídos durante la infancia: “El Patito Feo”, “El Traje Nuevo del Emperador”, “La Princesa y el Guisante”, “La Sirenita”, “La Cerillera”, “El Soldadito de Plomo”.
Viajar es Vivir
Andersen fue un viajero empedernido. Desde que consiguió una posición económica suficientemente acomodada se dedicó a conocer Europa. Viajó por Escandinavia, Turquía, Alemania, Inglaterra, Italia y España. Publicó varios libros sobre sus viajes. El más conocido es el “El Bazar de un Poeta” sobre su vida en Turquía. En España pasó varios meses conociendo sobre todo Andalucía y a la vuelta publicó “Viaje por España”. A Andersen le gustó especialmente Málaga, así que no es extraño que allí tenga un monumento en su honor. Para él viajar era vivir.
Un Escritor del Romanticismo
El escritor era un hombre de su tiempo, anclado de lleno en el Romanticismo. Quizás por eso, lejos de sentirse orgulloso sobre su vida, enfatizaba en su mala suerte. Para él sus orígenes humildes habían sido la causa de que sus amores fueran siempre desgraciados. Ninguna de las mujeres, u hombres, a los que amó correspondió a su pasión. También es verdad que siempre aspiró a personajes de alta alcurnia.
Andersen siempre tuvo una casa en su ciudad natal. Justo en el lugar donde se alza el recién inaugurado museo sobre el autor. En medio del barrio más típico de Odense. La ciudad antigua que hoy podemos visitar es la misma que él vio construir y en la que el propio Andersen vivió. Apenas hay cambios. Quizás esa sea una de las razones por las que la ciudad se identifica tan fuertemente con él.
Repartía su tiempo pues entre Odense y Copenhague, donde pasaba largas temporadas. Allí murió como autor consagrado, pero no feliz. Hoy la estatua de La Sirenita es sin duda el símbolo más icónico de Copenhague.
Qué visitamos en este post
En el siguiente mapa interactivo podrás localizar con exactitud todos los lugares de los que se habla en el artículo. Podéis usarlo para llegar hasta ellos fácilmente y para seguir los itinerarios propuestos, que incluyen los lugares más representativos de Odense y la isla de Fionia:
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Una Visita a Odense de la mano de Hans Christian Andersen
La ciudad bautizada por los vikingos como “Santuario de Odín” es hoy la tercera de Dinamarca a pesar de no llegar a los 200.000 habitantes. Un paseo por los lugares más importantes del casco histórico, bajo el recuerdo del omnipresente Hans Christian Andersen es una experiencia obligada para todo aquel que quiera conocer Dinamarca.
Barrio de Hans Christian Andersen
El barrio de casas bajas pintadas de colores en el que residió Andersen la mayor parte de su vida es la gran atracción turística de Odense. En su tiempo era un barrio humilde, poblado por artesanos y obreros. Hoy parece salido de un cuento, con sus calles impolutas, repletas de plantas, apartado del bullicio de la ciudad.
Junto a la casa que habitó el escritor desde su adolescencia se ha inaugurado en 2021 el nuevo Museo de Hans Christian Andersen. La obra, realizada por el arquitecto Kengo Kuma, está compuesta por una serie de cilindros forrados de madera interconectados y con jardines en sus techos. El recorrido pretende profundizar en la vida del escritor a través de sus recuerdos y en las historias que inspiraron sus cuentos. En la parte más profunda se escuchan las narraciones de parte de sus cuentos más famosos tratando de simular un mundo onírico. La vuelta a la realidad se hace a través de la vivienda del escritor. Lo cierto es que la belleza del conjunto arquitectónico y de la idea hace esperar algo más de la visita.
Montergärden. Un Museo de la Historia de la Ciudad
Justo al lado del barrio de Andersen se encuentra Montergärden, un museo interactivo sobre la historia de Odense y la isla de Fionia que incorpora algunos de los edificios más antiguos de la ciudad. Al llegar al siglo XIX la historia que se cuenta se confunde con la de su personaje más querido. Hasta el punto de que parte del museo se dedica a repasar algunos de los cuentos de Andersen. Una visita divertida que valdría la pena, aunque sólo fuera por conocer el interior de los viejos edificios renacentistas.
La avenida Overgade une Montergärden con el centro histórico y comercial de Odense. Una parada recomendable en el camino, aprovechando que ya se habrá despertado el apetito, es Den Garnie Kro, el restaurante más antiguo de la ciudad. Uno de los favoritos de los daneses.
De la Catedral de San Canuto al Palacio Real
Canuto fue rey de Dinamarca en tiempos convulsos, entre 1080 y 1086. Luchó para afianzar el cristianismo como religión del país. Preparaba una nueva invasión de Inglaterra cuando una sublevación popular (causada por los altos impuestos para sufragar la guerra) le llevo a refugiarse en la cercana iglesia de San Albano. Allí le alcanzó una lanza arrojada por los sublevados. Su muerte fue interpretada como un martirio por lo que muy pronto fue canonizado y convertido en el santo de la dinastía real y en el patrón de Odense. Cuando la Catedral terminó de construirse sus restos se trasladaron a la capilla principal.
La imagen de la Catedral de San Canuto destaca en el perfil de la ciudad. Lo mejor del imponente y austero edificio de ladrillo está en el altar mayor. Allí se encuentran los bellos Sepulcros del Rey Hans de Dinamarca y su esposa Cristina de Sajonia, así como los de su hijo Christian II y su esposa Isabel de Austria. Ambos reinaron a principios del siglo XVI y pasaron buena parte de su vida en la ciudad, por lo que decidieron ser enterrados en la Iglesia de San Francisco. Cuando la iglesia de San Francisco fue demolida a principios del siglo XIX, los sepulcros y el magnífico altar renacentista que encargaron para su capilla se trasladaron al altar mayor de la Catedral.
Junto a la Catedral, el llamativo Ayuntamiento preside la plaza principal de Odense. Su estilo historicista recuerda la arquitectura medieval italiana. Y añade un cierto aspecto de cuento al corazón de la ciudad.
Las calles peatonales de Vestergade y Jernbanegade vertebran el casco histórico de Odense y están siempre animadas. Siguiendo Jernbengade hacia el norte encontraremos el Teatro de Odense, toda una institución. En él Andersen comenzó como escritor y Henri Ibsen estreno su primera obra. Justo al lado del Teatro, rodeado de jardines, se encuentra el Palacio. El lugar de residencia de la familia real desde el siglo XVI, erigido en el antiguo solar de un monasterio, tiene ese aspecto clásico tan frecuente en el país. Un poco soso pero efectista en medio de parque.
A la Memoria de Hans Christian Andersen
Hans Christian Andersen está continuamente presente en el casco histórico. Casi en cada esquina hay esculturas que representan algunos de sus cuentos.
Las esculturas también llegan al parque más bonito de la ciudad: Munke Mose. El parque se extiende al sur del centro histórico siguiendo el curso del río Odense y es una de las visitas imprescindibles. Allí hay de todo: barcas para remar en un canal del río, teatros al aire libre, grupos de gente practicando todo tipo de actividades o simplemente bebiendo y hasta un barco que hace excursiones por el río.
Al anochecer el punto “caliente” es Brandts Klaedefabrik. La antigua fábrica textil, situada en pleno centro histórico, fue transformada hace algunos años en centro cultural y comercial. Repleta de bares y restaurantes, es el sitio más animado de Odense. Claro que ya sabéis que los estándares de animación por estos países no son los mismos que en España
Visitando la Isla de Fionia
El paisaje de pequeñas colinas y cuidados campos salpicados de bosques ha hecho merecedora a la isla de Fionia del sobrenombre de “El Jardín de Dinamarca”. Fionia es paso obligado entre Copenhague y la península de Zelandia. Aparte de Odense, hay dos lugares que uno no debería perderse: el Castillo de Egeskov y el bonito pueblo de Faaborg.
El Castillo de Egeskov
La primera mitad del siglo XVI fue especialmente convulsa en Dinamarca. La guerra civil que introdujo en el país la reforma protestante obligó a los nobles a construir sus residencias como auténticas fortalezas. En un país tan llano la mejor defensa era estar rodeado de un gran foso. Egeskov se construyó sobre pilotes de roble en medio de un lago. Hoy es el mejor castillo renacentista con foso de agua de Europa. Una visita imprescindible en la isla de Fionia.
Egeskov está a poco más de 30 km al sur de Odense, en medio de la campiña típica danesa. El nombre significa “bosque de robles”. Un bosque necesario para construir el castillo, no olvidemos que toda la estructura se sostiene sobre palafitos anclados en el fondo del lago. Las curiosidades del castillo no acaban ahí. Si uno se fija puede enseguida darse cuenta de que el edificio se compone de dos estructuras rectangulares iguales. Ambas estructuras son, o eran, independientes; de forma que, si el enemigo entraba en una, los habitantes del castillo podían trasladarse a la otra cerrando toda comunicación. Además, Egeskov fue uno de los primeros edificios en tener un sistema de recogida y evacuación de aguas residuales. Si bien, esas aguas sucias tampoco iban muy lejos…
Hoy Egeskov se ha convertido en un gran parque de atracciones donde la población de la isla de Fionia acude a pasar el día. La entrada no es barata (alrededor de 16€) pero lo que puedes ver no se limita al Castillo (www.egeskov.dk/en/). En los fabulosos jardines alrededor del lago se puede disfrutar de un parque de aventura y tirolinas, un laberinto arbóreo, esculturas al aire libre y uno de los más completos museos de automóviles del mundo. Y es que los nobles propietarios de Egeskov han tenido mucho tiempo libre y dinero para coleccionar.
Faaborg
Sólo 20 km separan el Castillo de Egeskov de Faaborg, uno de los pueblos más pintorescos de Dinamarca. Faaborg llegó a ser la ciudad más importante de la costa sur de la isla de Fionia, pero hoy se ha convertido en un lugar dedicado al turismo.
El delicioso centro histórico tiene bonitas casas de colores con entramado de madera. En el punto más alto se levanta la emblemática Torre del Reloj, que es en realidad el campanario de la derruida iglesia de San Nicolas. El centro histórico se extiende hasta la llamativa iglesia del Espíritu Santo, pintada de un refulgente amarillo y rodeada de jardines. Curiosamente una iglesia sin torre, quizás para compensar la torre sin iglesia del centro de Faaborg.
El pueblo parece mirar indiferente a su costa, quizás porque en sus gélidas aguas lo único que uno puede hacer es navegar. También es verdad que los atardeceres en la orilla del fiordo son magníficos. Una buena forma de despedirse de la isla de Fionia.
Dónde Dormir
Los hoteles no son baratos en Dinamarca, pero en Odense se pueden encontrar precios más asequibles que en Copenhague. Dos buenas propuestas son:
Kragsbjerggaard: Kragsbjergvej 121, 5230 Odense. Tf +45 42415230 (www.kragsbjerggaard.com). Situado al sureste del centro histórico, justo al lado del Bunkermuseum, un curioso museo dedicado a como hubiese sido la vida en uno de los bunkers construidos en la ciudad durante la Guerra Fría. El hotel se distribuye entre una casa de madera típica danesa y lo que eran los antiguos establos de una antigua granja reformados como habitaciones espaciosas y funcionales. Alrededor de 110€ la habitación doble con desayuno en temporada alta.
Hotel Knudsens Gaard: Hunderupgade 2, 5230 Odense. Tf: +45 63114311 (www.knudsensgaard.dk). Situado también en uno de los tranquilos barrios al sur del centro histórico. Ocupa una antigua casa de entramado tradicional danesa. Alrededor de 125€ la habitación doble con desayuno en temporada alta. El restaurante es altamente recomendable.
Dónde Comer
Den Garnie Kro: Overgade 23, 5000 Odense. Tf: +45 66121433. El restaurante más antiguo de Odense. Fundado en 1683, aún conserva la estructura original del edificio. Comida danesa y europea. Alrededor de 30€ pp.
Arkaden Food Hall: Vestergade 68 5000 Odense. Tf: +45 71728315. En los últimos años la Street Food ha ganado un gran impulso en todas las ciudades danesas. Se trata de espacios cerrados con un gran comedor central alrededor del cual se distribuyen locales de todo tipo de comida danesa y étnica. Las bebidas, sobre todo cervezas se sirven en un gran bar que ocupa uno de los lados. Una forma divertida de comer barato.