Molinos y Castillo templario

Los Molinos de La Mancha: Tras los pasos de Don Quijote

La primera parada, Tembleque:

En el Km.93 de la A-4. Hay que pasear por el pueblo, que tiene un hermoso palacio barroco Casa de las Torres (s.XVIII) que se ve desde la calle principal, y una bellísima Plaza Mayor castellana soportalada, con balcones blasonados con la cruz de San Juan, la Orden Militar a la que perteneció durante siglos esta localidad. Se puede tomar el aperitivo o una caña en la propia plaza o en las terrazas que hay entre la iglesia y la plaza.

Continuamos a Consuegra:

En el Km.121. Seguir  y pasear sobre el cerro Calderico, con sus once Molinos de viento y el Castillo de la Muela que fuera sede de la Orden Militar de San Juan. Seguir las indicaciones Molinos y Castillo para subir con el coche hasta los mismos. Pasear y disfrutar de las vistas de La Mancha y los Montes de Toledo. Bajando al centro, hay varios monumentos para visitar, como la Iglesia de San Juan Bautista (1567)  y su Plaza Mayor que se levanta donde estuvo en su día el foro romano.

Un poco de historia:
La Villa, fue la más importante de la Carpetania prerromana y está habitada probablemente desde el s.IV a.C. Se la menciona en tiempos romanos con el nombre de Consaburum. Fue conquistada por los árabes hasta 1083, cuando Alfonso VI, dos años antes de entrar en la propia Toledo, la conquistó para los cristianos. Pero en 1097 los Almorávides la recuperan, en la batalla en la que Diego, hijo del Cid pierde la vida sobre las murallas del castillo.

Poco duraría esta segunda dominación musulmana, ya que sería reconquistada y otorgada a la Soberana Orden de Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta) junto con amplios territorios de La Mancha para su administración y defensa. Jugaría un papel decisivo en la contención de los Almohades tras la derrota cristiana en la batalla de Alarcos (1195) y en el avance cristiano, tras los preparativos y victoria de las Navas de Tolosa (1212).

La Orden establecería su base aquí, y el castillo fue depositario de un completo Archivo, que se perdería en incendio, arrasado el pueblo por los franceses en 1809 tras cruenta batalla.

Seguimos hacia Puerto Lápice:

Continuar unos kilómetros por la A-4 para llegar a Puerto Lápice. Comer en la “Venta del Quijote”, muy fácil de encontrar en la propia carretera vieja, rebasada la Plaza Mayor con estructuras de madera típicas manchegas. La Venta es digna de ver, y cuentan que fuera en la que Don Alonso de Quijano, fue armado caballero y nombrado Don Quijote de La Mancha. Por eso en uno de los azulejos de la plaza, se dice, que allí empezaran las aventuras del Hidalgo Caballero.

Excelente comida manchega tradicional, platos típicos (olla, pisto, queso, etc. Unos 24€, en la plaza hay restaurantes más económicos aunque no tan buenos)

Bajar la comida dando un paseo, y comprando algún recuerdo. En la tienda que está frente a la Venta, se encuentran las cosas algo más baratas. Se puede comprar azafrán, perrunillas, cerámica, y objetos relacionados con “El Quijote”.

Siguiente parada Campo de Criptana:

Recorriendo unos 40kms por buenas carreteras. Seguiremos las indicaciones hacia el Cerro de la Paz en la Sierra de los Molinos, para poder dejar el coche en el aparcamiento junto a los Molinos de Viento. Se conservan diez, al menos tres son originales del siglo XVI. Son estos molinos los protagonistas de la lucha de Don Quijote contra los Gigantes, en el capítulo VIII del libro.

Dar un paseo y disfrutar de las imágenes pintorescas. Algunos molinos se visitan y son pequeños museos dedicados a la etnografía con maquinarias aún en funcionamiento (Molino Burleta), a Sara Montiel (Molino Culebro), a la Poesía (Molino Lagarto), al vino (Molino Pilón)… en el Molino Poyatos, de los más cercanos a las calles del pueblo, se encuentra la Oficina de Turismo. Dedicar tiempo para visitar algunos de ellos (Entrada 0,60€).

También se pueden recorrer algunas de las calles del pueblo, con arquitectura popular típica. Casas encaladas, puertas traseras de corral pintadas, tejas árabes y el tan característico color añil de los zócalos.  El pueblo atesora algunos monumentos históricos como el Pósito Real –almacén de grano del S.XVI- o la Iglesia de la Asunción.

Un poco de historia:
El pueblo se organizó tras la reconquista, reuniendo tres poblados surgidos al albor de dos fortalezas, la de Criptana y la de San Cristóbal del Campo, y la localidad de Villajos. Si Consuegra y Tembleque quedaron unidos a la Orden Militar de San Juan; Campo de Criptana surge como población tras su reconquista por Caballeros de la Orden de Santiago, por ello su escudo lleva la cruz santiaguista; y si la de San Juan tuvo sede en Consuegra y posteriormente Álcazar de San Juan, la de Santiago ocupó la fortaleza de Uclés en la Mancha conquense, 80kms más al norte.

Última visita del día, Mota del Cuervo:

Continuar camino hacia Mota del Cuervo (a 28kms), en la que se puede también subir al cerro en el que fotografiar sus siete molinos. Se accede muy fácil por la carretera que parte desde la entrada por la N-301 que viene desde Albacete, o la que lleva hacia Belmonte. Se recomienda ver el atardecer desde el cerro y molinos. Las vistas de la llanura manchega son preciosas. El sobrenombre de Balcón de la Mancha no es en vano.

Si la visita coincide con un domingo, es posible que tengas oportunidad de ver funcionar uno de sus molinos. La asociación de amigos de los molinos de Mota del Cuervo es la responsable de su recuperación.

Desde aquí regresar a Madrid (140kms) por autopista peaje o bien por carretera nacional hasta Ocaña y A-4. La alternativa es pasar la noche en Belmonte y continuar de excursión al día siguiente.

Pasar la noche:

Elegimos la villa de Belmonte para pasar la noche en Hospedería Palacio Buenavista (doble 70€) un antiguo palacio habilitado como si fuera un pequeño parador. Tan sólo son 18kms desde Mota del Cuervo por buena carretera.