Los Cinco mejores sitios para ver moais – Playa de Anakena (Top 3 de 5)
- Tongariki
- Cantera de Rano Raraku
- Playa de Anakena
- Ahu a Kivi
- Hanga Roa – Ahu Tahai
La preciosa playa de Anakena, es uno de los lugares más especiales del mundo. ¿Dónde puede uno bañarse en una rada de aguas someras y cristalinas, arenas blancas, y un paisaje idílico aderezado por monumentos históricos de maravillosa estética? En Anakena.
Este es el arenal más amplio de la isla, y es popular entre los lugareños que aquí acuden para pasar los días libres. Sombreado por cocoteros traídos desde Polinesia, es frecuente verles realizando barbacoas y meriendas. También hay un pequeño mercado de artesanías a la entrada del recinto.
Algunas curiosidades:
La playa de Anakena refleja perfectamente la idea que tenemos de los paraísos del Pacífico sur, con sus palmeras, aguas cristalinas de color azul turquesa y su arena fina y dorada. Es además un lugar tocado por la leyenda, pues a esta playa llegaron según las tradiciones locales, los primeros pobladores de la isla de Pascua. En efecto sería aquí donde el primer ariki (rey)de Rapa Nui, Hotu Motu’a, habría arribado con sus gentes, desde la legendaria isla de Hiva.
Los estudios científicos hasta la fecha no han podido datar exactamente el año de llegada, pero se calcula que entre este momento estaría entre el año 600 y 900 d.C. Son evidentes los lazos culturales con Polinesia, específicamente con las islas Marquesas. Además según los cuentos pop
Sin embargo las islas Marquesas fueron descubiertas por el navegante español Álvaro de Mendaña en 1595, quien las bautizó así en honor al Virrey del Perú García Hurtado de Mendoza, que era marqués de Cañete. Es precisamente desde las islas Marquesas, desde donde posiblemente llegaran los aventurados navegantes. Existe además varias islas en dicho archipiélago que pudieran tratarse de la legendaria isla de Hiva, lugar de procedencia según la tradición de los primeros pobladores de la isla de Pascua / Rapa Nui.
La visita de Anakena permite bañarte en aguas del Pacífico mientras observas al mismo tiempo los icónicos moais. Desde las someras aguas de la ensenada a la que se abren sus arenas, se divisan tanto los siete moais que se erigen sobre Ahu Nau Nau, como el solitario moai de porte más ancho y robust de Ahu Ature Huki.
Ahu Nau Nau
En esta plataforma se pueden observar las sucesivas construcciones que fueron añadiendo capas al conjunto y engrandeciéndolo. Sus piedras de sillar se levantan prácticamente sobre la arena de la playa. Y sobre la misma siete moáis dan la espalda al mar. Los cuatro de la izquierda según se mira de frente, se conservan en excelente estado y aun poseen sus originales pukao (el tocado que los corona). Los tres del extremo derecho, en distinto presentan un estado de degradación escalonado.
Son característicos por su factura estilizada y angulosa. Destacar también la forma esculpida de sus pechos y las manos adheridas a la parte inferior de su tronco. La piedra con la que están realizados es volcánica metamórfica de colores grisáceos u ocres, y proceden de las canteras de Rano Raraku (a unos 6 km). Los pukaos sin embargo son de roca volcánica rojiza y con toda probabilidad proceden de las canteras de Puna Pau, en las laderas occidentales del monte Terevaka (a unos 10 km).
El transporte de los moáis desde las canteras hasta su lugar de emplazamiento definitivo sigue siendo un misterio hoy en día, aunque se especula con dos teorías principales: La primera consiste en hacerles deslizar por una especie de trineos creados con troncos de árboles; la segunda defiende que los moáis «caminaban» sobre sí mismo, siendo impulsados alternativamente por cuerdas atadas que lo hacían bascular a uno y otro lado, avanzando como pasos.
Ahu Ature Huki
Un poco más arriba, a corta distancia de Ahu Nau Nau, un solitario moai presenta una estructura bastante distinta, y un estilo diferenciado. Más pesado, rechoncho y quizá tosco, se trata posiblemente de un ejemplar anterior.