Albi es hoy una pequeña y encantadora capital de provincia enclavada en el interior del sur de Francia, en la región de Occitania. Cuenta con un precioso conjunto monumental construido en ladrillo rojo que da a la ciudad un aspecto muy homogéneo. Situada en el curso medio del río Tarn, desde los puentes que lo atraviesan destacan su Catedral y Palacio Episcopal sobre las casas rojas con entramados de madera.
Goza de un clima agradable con veranos soleados, y sus habitantes disfrutan de un ritmo de vida tranquilo que contrasta con su agitada historia medieval. Albi, fue el foco principal de una de las herejías medievales más conocidas de la historia, los «Cátaros«, denominada también «Herejía Albigense«. A inicios del siglo XIII, el Rey de Francia y el Papa decidieron combatirla con una cruenta Cruzada que la erradicó a sangre y fuego. El Papa recuperó su influencia a través de los nuevos obispos que gobernaron parte del territorio, y el Rey de Francia extendió sus dominios, sometiendo a los nobles Occitanos que hasta entonces dependían del Rey de Aragón.
Pasear por sus estrechas calles medievales es un placer. No hay que dejar de visitar la Catedral de Santa Cecilia, por fuera ruda, con aspecto de fortaleza, como un castillo de ladrillo que se alza sobre los tejados, pero que contrasta con la exuberante y preciosa decoración interior, con unos famosísimos frescos dedicados al «Juicio Final» y un coro de lacería gótica impresionante. Por su parte el Palacio Episcopal (Palacio de la Berbie) alberga hoy el Museo Toulouse-Lautrec, el famoso pintor de la Belle Epoque parisina, que nació aquí.
Albi entró a formar parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2010.
Cómo llegar
Albi se encuentra a 75 km de Toulouse (1h aprox.), la capital regional que cuenta con aeropuerto y enlaces con España (Vuelos a Madrid con Iberia y Ryanair).
Desde España se puede también llegar en coche. Desde San Sebastián son 430 km (poco más de 4h) y desde Barcelona 460 km (4h30′) en ambos casos todo el trayecto se puede realizar por autopista.
Escudo de Albí
No hay mejor forma de comenzar una visita de Albi, que admirándolo desde el puente 22 de Agosto de 1944. Desde aquí se disfruta de una de las mejores vistas, con el río Tarn como protagonista, y la ciudad de ladrillo reflejando el rojo de sus paredes en sus aguas.
Tras ello, caminar por su orilla derecha hasta alcanzar el Pont Vieux y volver a cruzar el río para remontar la colina sobre la que se alza su centro histórico monumental. . Éste se extiende desde la Plaza de la Catedral que reúne sus dos principales monumentos; la Catedral de Santa Ceciia, y el Palacio de La Berbie, la residencia episcopal que hoy alberga el Museo Toulouse-Lautrec.
El Pont Vieux o Puente Viejo es uno de los más antiguos de Francia, resiste en pie desde 1050
Catedral de Santa Cecilia
Levantada bajo los auspicios de los Obispos-Señores de Albi, se inició su construcción en 1282. Las obras se extendieron cerca de un siglo. El aspecto es muy sobrio, como una fortaleza de ladrillo, con muros altísimos. No en vano, formaba parte del sistema defensivo de murallas de Albi. Sin embargo su interior contrasta por la fascinante decoración que presenta.
Del exterior destaca la Puerta Dominique-de-Florence, que formaba parte de las murallas que en su día defendieron en recinto episcopal. Fue construida entre 1392 y 1410. Unas escaleras monumentales nos acercan a la portada principal que rompe la monotonía de la fachada. Un baldaquino gótico de delicada factura, grandes dimensiones y belleza, y decorado con lacerías y esculturas, dota a la Catedral de una entrada majestuosa. Fue alzado entre 1520 y 1535.
Del exterior, mencionar la gran altura de la Torre. Alcanza los 78 metros de altura. Iniciada en 1355, la primera fase que iguala la altura de las naves del templo fue completada en 1365. Entre 1485 y 1492 se completaron los tres pisos superiores.
Interior
No dejéis de visitar una de las Catedrales más distintas y especiales de Francia. A mi me recuerda mucho a los templos italianos por su colorido vivo y abundancia de pinturas al fresco. No en vano, fueron pintores de Bolonia los encargados por el obispo Louis I de Poitiers, de pintar las bóvedas y paredes del templo.
Sus dimensiones son impresionantes: De sus 114 metros de longitud, 97 corresponden a la nave, que tiene 30 metros de altura y 19 metros de anchura.
Frescos del Altar Mayor que representan el «Juicio Final» es una de las obras maestras de la pintura al fresco. Preciosa representación del purgatorio, el cielo y el infierno. Es uno de los más grandes de Francia, ocupando las paredes interiores del gran campanario. Sus medidas son 18 metros de ancho por 10 metros de alto.
En la parte superior, se añadió entre 1734-1736 un bellísimo órgano barroco con más de 3500 tubos, lo que le convierte en el más grande de Francia.
En el extremo opuesto el Coro. Maravillosa obra de la escultura tardo-gótica, una cancela que cierra el Coro Catedralicio, decorada con esculturas de profetas, reyes, anunciadores de Cristo, de María, santos y apóstoles. La visita de la Catedral es gratuita, pero recomiendo asimismo visitar el Coro y el Tesoro, para lo que hay que pagar una entrada.
Palacio de la Berbie – Museo Toulouse-Lautrec
El antiguo palacio episcopal, fue construido con los ricos recursos que le proporcionaban los diezmos al Obispo-Señor de Albi, y no se reparó en gasto ni comodidades. La forma de ver sus principales salas, es visitar el interesante museo dedicado al pintor del Paris de finales del siglo XIX. La temática de sus obras se centra en los locales nocturnos parisinos de la época, y representa los personajes que solían frecuentar aquellos sitios de vida alegre.
Barrio de Castelviel
Este pequeño barrio que se extiende al oeste de la Catedral, era en realidad una localidad propia que quedaba fuera de las murallas de Albi. Hoy es uno de los rincones más tranquilos y encantadores de la ciudad, en donde han encontrado refugio un buen número de artesanos y artistas.
Otros puntos de interés de Albi
Es siempre un placer perderse por todas las callejuelas del Viejo Albi, en la parte próxima a la Plaza de la Catedral, hay numerosas terrazas y es el lugar ideal para poder comer. La Rue Sainte Cécile es la calle principal comercial y de paseo que une la catedral con la Plaza Lapérouse, en donde se levanta el nuevo centro cultural de arquitectura contemporánea, obra de Dominique Perrault (los madrileños le conocerán por ser el mismo que diseñó el puente del tirabuzón en Madrid Río)
En un rincón escondido, una pequeña entrada por escaleras da acceso al recogido claustro del Monasterio de Saint Salvi.
Algunas direcciones:
Para Comer:
En los alrededores de la plaza de la Catedral hay numerosas terrazas para comer al fresco. Casi todos tienen algún tipo de menú diario.
Le Pontié – Place du Vigan – Tel: +33 563 54 16 34 En la plaza en la que se celebran las fiestas de Albi, este restaurante es posiblemente el que abre hasta más tarde, los fines de semana y en verano se puede cenar hasta la 1 de la mañana. Tienen cocina internacional, un poco de todo y muy buenas pizzas.
La Bonne Maison – Rue Émile Grand, 52 – Tel: +33 563 38 74 90 En el mismo edificio del Mercado de Albi, en uno de los bajos. Tiene también terraza exterior y por 18€ se puede comer a diario un buen menú de dos platos y postre.
Para dormir:
Hay varios pequeños hotelitos con encanto muy recomendables, como el «Autan des Couleurs«(desde 60€ la doble). Otros que reúnen todas las comodidades de las grandes cadenas y con las mejores vistas de Albi, como el Mercure Albi Bastides, (desde 92€ la doble) que se levanta en la otra orilla sobre los antiguos edificios de molinos del Tarn. También se puede optar por una opción económica pero con muy buena relación calidad-precio como el Hotel Campanile Centre, (desde 56€ la doble).
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